Geografía, pregunta formulada por anasofiadiaz2005, hace 1 año

relacion de urbanizacion y deterioro ambiental

Respuestas a la pregunta

Contestado por heidy5720
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Respuesta:

La ONU, a través de su agencia especializada en asentamientos humanos, HABITAT, dedica recursos para documentar y analizar el creciente proceso de urbanización. El mundo se aproxima vertiginosamente hacia una sociedad más urbana. Las cifras indican que hoy la mitad de la población global vive en pequeñas y grandes ciudades y los estudios muestran que las ciudades abrigarán dos tercios de la Humanidad en poco más de una generación. Unos 3500 millones de personas viven en un entorno urbano, fenómeno a discutirse en el próximo foro de HABITAT: ‘Futuro Urbano’.

El informe Estado Región de la Red Informativa Centroamericana dice que ‘para los años 60 el 62% de la población vivía en zonas rurales, pero en décadas recientes los habitantes de zonas urbanas se convirtieron en mayoría, 44,1% en 1990 — 58,5% en 2010; esto no solo en las ciudades capitales, sino también en nuevas áreas de crecimiento urbano’.

El proceso de urbanización en Panamá no escapa de las tendencias mundiales, exacerbada por la inversión territorial, lo que hace éste proceso un asunto de interés nacional. El área metropolitana tiene una población aproximada de 1,522,157 habitantes, distribuidos entre los ejes del Pacífico (La Chorrera-Arraiján, corredor transístmico, San Miguelito y Ciudad de Panamá). Varios temas dirigen la discusión sobre este fenómeno: la gestión y el conocimiento en áreas de la legislación y gobernabilidad urbana. La meta es mejorar la oferta de servicios básicos y vivienda conservando el ambiente, reduciendo la contaminación y el consumo de energía.

En Panamá, las regulaciones evolucionan desde la Ley 78 de 1941 hasta la formulación de la Ley de Ordenamiento, Ley 6 de 2006, pasando por los planes metropolitanos de Panamá, Colón y corredor Transístmico de 1997. Pese a ello, faltan temas por desarrollar y de empoderamiento municipal, para validar procesos sobre el territorio, que provoquen un equilibrio territorial bajo criterios de sostenibilidad ambiental. La institucionalidad y gestión institucional han perdido de vista el carácter vital y estratégico del agua, como eje principal de generación de riquezas y base del bienestar colectivo del país. La falta de planificación amenaza la disponibilidad futura del agua. En Panamá el acceso al agua potable es estimado en 93%. El agua es reconocido como recurso limitado, un bien público esencial para la vida y la salud. Los sistemas de alcantarillados, a nivel regional —incluyendo Panamá—, la disponibilidad y el acceso al agua para uso humano no son extendidos en todas las regiones y sectores sociales: el recurso es vulnerable a la contaminación por mal manejo de las aguas residuales y poca regulación de las actividades productivas.

Los promotores de vivienda no toman las mejores decisiones técnicas para manejar las demandas de abastecimiento de agua ni para el manejo de las descargas sanitarias. Además, las instituciones responsables en el manejo de estos sistemas están sumidas en la más profunda crisis de todos los tiempos. En Panamá estamos promoviendo ciudades y barrios insostenibles, sin disponibilidad permanente de agua y sin sistemas de alcantarillados eficientes, creando espacios insalubres y agresivos al ambiente, sin espacios públicos y naturales, imposibilitando la creación cultural y haciendo la relación social colectiva, hostil y violenta. Los esquemas urbanos y de producción de vivienda en Panamá no siguen modelos para promover la interconexión vial, generando altos consumos de energía para el acceso y provisión de servicios comerciales. Viviendas y centros de empleo están distantes y los ciudadanos dedican largas horas al transporte para la producción, generando un alto consumo de combustibles.

El rescate de la planificación y la dimensión urbana en la gestión pública y privada, bajo un enfoque de gobernabilidad y descentralización, es una necesidad para producir una oferta de vivienda de calidad para una sociedad sana, capaz de generar cultura con identidad ciudadana, proyección futura y conciencia ambiental, para la conservación de los recursos naturales, mejorar la calidad de vida y reducir el consumo de energía.

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