Ejemplos de como el trabajo ha cambiado al hombre físicamente y mentalmente segun ciencias sociales
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Engels evalúa los pasos decisivos en el desarrollo de la posición erecta del ser humano e insiste en que solo el trabajo estimuló que la mano del hombre hubiera alcanzado “ese grado de perfección que la ha hecho capaz de dar vida, como por arte de magia, a los cuadros de Rafael, a las estatuas de Thorwaldsen y a la música de Paganini”.
Con el transcurso del tiempo y las diferentes formaciones económicas sociales, el trabajo fue adquiriendo diferentes matices. En la comunidad primitiva se caracterizó por la labor colectiva y la propiedad común; mientras que, con la aparición de la propiedad privada sobre los medios de producción, en las formaciones siguientes el trabajo se convirtió en fuente de explotación, del esclavo en la sociedad esclavista, el siervo en la feudal, y el obrero en la capitalista.
Sin embargo, a la luz de las disímiles transformaciones que requieren del trabajo en la sociedad cubana, pareciera que para muchos jóvenes aquellas lecciones quedaron en el plano del “deber ser”, ya que aunque un por ciento no desestimable de la población se vincula al aporte de su país desde el trabajo —muchas veces sin que le reporte los beneficios económicos esperados—, otra cifra no menos preocupante prefiere vivir sin vínculo laboral.
Según datos del último Censo de Población y Viviendas publicados en la página oficial de la Oficina Nacional de Estadística e Información, más de 4 900 000 personas estaban ocupados en Cuba en el periodo de la investigación, y más de 167 000 cubanos se encontraban desocupados, de un total de 5 086 000 económicamente activas.
Las causas relacionadas con la desvinculación laboral de ese número de personas pueden ser de diversa índole, pero sin duda un contexto de crisis económica ha influido en la conformación de esta realidad y de la subjetividad de muchos cubanos, desde que a partir de la década de los ’90 del pasado siglo, con la caída del campo socialista, se generó en la economía y la sociedad cubanas la denominada “pirámide invertida”.
En ese contexto los salarios reales dejaron de satisfacer las necesidades del trabajador y su familia, lo que provocó dejadez hacia el trabajo, indisciplinas y, sobre todo, el traslado de profesionales hacia labores mejor remuneradas.
En el XX Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba, el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, aseguró que todavía “el actual sistema salarial no se corresponde con el principio de distribución socialista ‘de cada cual según su capacidad a cada cual según su trabajo’, o lo que es lo mismo, no garantiza que el trabajador reciba según su aporte a la sociedad”.
Por esa y otras razones, hoy el perfeccionamiento del sistema de pago se encuentra en el orden del día de la política salarial; sin embargo, en no pocas ocasiones se ha insistido en que hacerlo de forma apresurada y sin un aumento de la producción de bienes y servicios, traería consecuencias graves para la economía nacional.
Algunos pasos como el aumento salarial a los trabajadores del sector de la salud, o las medidas que apuestan por brindar mayor autonomía a la empresa estatal socialista y prevén la estimulación salarial de acuerdo con la contribución, dan muestra de que se ha iniciado un camino que debe provocar a la vuelta de algunos años un incremento de la inserción laboral. En este trayecto será de vital importancia sentar pautas para que el desarrollo del pago por resultados se extienda paulatinamente a otros sectores económicos y sociales del país.
De no potenciar el desarrollo del trabajo continuará subyacente en la economía la contradicción que por un lado marca la necesidad de una retribución económica del trabajo y para ello requiere el aumento de las producciones y los bienes y servicios; y por otro la existencia de una forma de remuneración que no es capaz de incentivar el incremento de los indicadores económicos.
En buena medida ello dependerá de una estrategia de país encaminada también a perfeccionar los mecanismos existentes para potenciar la motivación al trabajo más allá de lo material, como por ejemplo, el mejoramiento en los centros laborales de la atención a los recién graduados y el perfeccionamiento de los planes de ubicación laboral.
Pero todo eso no será suficiente. Se requerirá además del apoyo de esas manos que hoy prefieren permanecer bajo la tutela económica de sus padres, o de aquellas que “viven del invento” quitándole al Estado lo que este podría darle a la sociedad.
En entrevista ofrecida a este diario hace unos meses la Doctora Laura Domínguez García, profesora titular en la Facultad de Psicología de la Universidad de la Habana, analizaba algunos de estos temas y ofrecía datos interesantes recopilados en una investigación que desde 1998 realiza sobre los proyectos futuros de distintas muestras de jóvenes.