Inglés, pregunta formulada por lujabacha, hace 4 meses

She sat at the window watching the evening enter the avenue. Her head de ella was leaning against the window curtains, and in her nostrils de ella was the odor of dusty cotton cloth. Eveline was tired.
Few people passed, the man out of the last house passed on his way home; she heard his footsteps clacking along the concrete pavement. Once there used to be a field where they used to play every evening with other people’s children. Then, a man from Belfast bought the field, and he built houses on it. Those houses were not like their little brown houses; they were bright brick houses with shining roofs. The children of the avenue used to play together in that field.
She looked round the room, reviewing all its familiar objects, which she had dusted once a week for so many years. Eveline always wondered where on Earth all that dust came from. Perhaps she would never see again those familiar objects from which she had never dreamed of being divided.
She was about to explore another life with Frank. Frank was very kind, manly and openhearted. She was to go away with him by the night boat to be his wife from him and to live with him in Buenos Aires, where he had a home waiting for them. How well she remembered the first time she had seen him! He was lodging in a house on the main road where she used to visit. It seemed a few weeks ago.


lujabacha: verbos en negrita,sustantivos y pronombres del sujeto en subrayado,determinantes mayusculas y objeto promonbres posesivos y relativo kursiva

Respuestas a la pregunta

Contestado por karlisolis2011
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Respuesta:

Explicación:

Se sentó junto a la ventana mirando cómo entraba la noche en la avenida. Su cabeza de ella estaba apoyada contra las cortinas de la ventana, y en sus fosas nasales de ella estaba el olor a tela de algodón polvorienta. Eveline estaba cansada.

Pasaron pocas personas, el hombre que había salido de la última casa pasó de camino a casa; escuchó sus pasos repiqueteando sobre el pavimento de cemento. Una vez solía haber un campo donde solían jugar todas las noches con los hijos de otras personas. Luego, un hombre de Belfast compró el campo y construyó casas en él. Esas casas no eran como sus casitas marrones; eran casas de ladrillos brillantes con techos relucientes. Los niños de la avenida solían jugar juntos en ese campo.

Miró alrededor de la habitación, revisando todos sus objetos familiares, que había quitado el polvo una vez a la semana durante tantos años. Eveline siempre se preguntó de dónde venía todo ese polvo en la Tierra. Quizás nunca volvería a ver esos objetos familiares de los que nunca había soñado estar separada.

Estaba a punto de explorar otra vida con Frank. Frank fue muy amable, varonil y de corazón abierto. Ella se iría con él en el barco nocturno para ser su esposa y vivir con él en Buenos Aires, donde él tenía una casa esperándolos. ¡Qué bien recordaba la primera vez que lo vio! Se alojaba en una casa de la carretera principal donde solía visitarla. Parecía que había sido hace unas semanas.

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