Alemán, pregunta formulada por mariayanethsanchezro, hace 1 mes

señala en el siguiente texto las conjunciones: Eloisa y Abelardo vivieron una historia de amor trágica Pandora abrió la caja aunque Zeus se lo había prohibido Pandora abrió la caja y los males del mundo salieron de allí quien tan inteligente haga esto no se puede ganar algo ​

Respuestas a la pregunta

Contestado por XDalex82ESPA
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Respuesta:

En el cementerio más visitado de París, el de Père Lachaise, reposan los restos de Eloísa y Abelardo, cuya legendaria historia de amor en el siglo XI inspiró a numerosos autores medievales y románticos. El alto precio que los amantes debieron pagar por su pasión les convirtió durante siglos en modelo y referente del amor prohibido, perseguido y castigado.

Cadena de desgracias

Pierre Abelard era un joven de origen noble que consagró su vida a los estudios de filosofía y teología. Adquirió notable prestigio enseñando en instituciones universitarias. Fue invitado a París por el canónigo Fulbert para dar clases a su sobrina a cambio de alojamiento.

Sería la primera de las muchas desgracias que se cernieron sobre los amantes. Tras encontrarlos, el canónigo Fulbert se vengó de Abelardo haciendo que uno de sus esbirros lo castrara. Después de aquello, los amantes tuvieron que separarse. Él dedicó el resto de su vida a la enseñanza en distintos centros religiosos. Eloísa se retiró al convento de Paraclet, del que llegaría a convertirse en abadesa.

Anulada toda posibilidad de unión, la pareja inició una prolongada correspondencia, en la que las palabras sustituyeron a los encuentros carnales. A través de sus cartas, los antiguos amantes reanimaron la llama de una pasión que nunca llegó a extinguirse a pesar del tiempo y la distancia.

Pensamiento radical

Al margen de la historia de amor, en su correspondencia Eloísa presenta unas ideas sobre el matrimonio que resultan rompedoras incluso hoy. En una época en la que los enlaces de las parejas estaban a menudo sujetos a los intereses de las familias, la joven distingue entre el amor puro, verdadero, libre, y el matrimonio, que considera una atadura e incluso poco menos que una prostitución por contrato.

El caso es que su escritura epistolar se convirtió en un modelo entre autores posteriores de la talla de madame de Lafayette, Choderlos de Laclos o Rousseau, y la historia de amor fue mitificándose muy pronto. Petrarca había leído la correspondencia entre Eloísa y Abelardo antes de componer en 1470 su Cancionero para Laura, su amor platónico. El británico Alexander Pope volvió a poner el mito de moda en 1717 con su poema trágico Eloísa a Abelardo, que se hizo enormemente famoso. Jean-Jacques Rousseau también echó mano de su historia para escribir Julia, o la nueva Eloísa (1761), novela (epistolar, claro) que el filósofo francés emplea para reflexionar sobre la libertad y la autenticidad, valores que sitúa por encima de la moral racional.

El Romanticismo encontró en aquella tragedia medieval un material fantástico para la literatura y la dramaturgia, y Eloísa sirvió incluso para dar nombre a un colibrí y una variedad de rosas. Pero los siglos XX y XXI tampoco se han olvidado de la pareja. Aparece referenciada en cine (Cómo ser John Malkovich, 1999) y televisión (Los Soprano, 5x06, La educación sentimental), y en esta misma década llevan protagonizadas ya dos novelas.

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