resumen de la obra "la molicie" de julio ramon ribeyro
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La molicie, era poderosa se adueñaba fácilmente, de los espíritus de la casa. Aprovechaba cualquier instante de flaqueza, para tender sobre nosotros sus brazos tentadores. Nuestra habitación estaba prevenida. Yo pintaba y mi compañero trazaba con el pincel. A pesar de esas medidas no nos considerábamos enteramente seguros. Corríamos a través del corredor caldeado, hacia la ducha. A veces cuando el calor no era intenso salíamos a dar un paseo entre las arboledas, huyendo de la molicie. Cuando llegaba pedíamos café antes de que los ojos se nos cerraran. Entonces mis compañeros y yo, huíamos y llegábamos exhaustos a nuestro cuarto, donde la cama nos recibía con los brazos abiertos.
Veíamos, entonces que la molicie retozaba en el patio, bajo el resplandor del sol y, reptando por la paredes, hacia suyo los departamentos y las casas. Veíamos hombres y mujeres que bebían lentos, jarros de agua y, envuelto en sus sábanas como en su sudario, proseguía su descomposición.
Explicación:
Respuesta:
Resumen de la obra "la molicie "
Explicación: Mi compañero y yo luchábamos contra la molicie, cualquier flaqueza, o debilidad nuestra, era bien aprovechado por la molicie.
Para no dejarnos atrapar, habíamos puesto muchísimo libros en el estante del cuarto, de lindas historias, que nos despierte a la lectura, siempre estábamos al acecho de la molicie (ociosidad). Para estar entretenido pintábamos la pared de nuestro cuarto una y otra vez todo los días.
Por las mañana al despertar, era nuestra lucha, queríamos cerrar las ventanas para que la luz no entrara, pero con consejos y estimulaciones, corríamos a la ducha, y luego, refrescados, regresábamos a nuestros libros y nuestras pinturas.
A la hora del almuerzo nuestros compañeros, sucumbían, dormían en los sillones, nosotros íbamos a la sala, jugábamos ajedrez, leimas el periódico; y nos tomábamos un Café una y otra vez. Y en la tarde la molicie llegaba, corríamos a nuestro cuarto y ahí nuestra cama nos esperaba, un día fui presa de la molicie me quede dormido hasta la cena y arrastrándome baje a comer. Pero esto no se volvió a repetir.
Un día por la ventana vimos en el patio como la molicie retozaba en el patio. Y vimos en los edificios hombres y mujeres en sus lechos envueltos en sábanas, bebían agua, abanicándose con su periódico.
La molicie se apoderaba de muchos a las once de la noche, muchos salían a bailar con mujerzuelas, beber hasta madrugada; y nosotros también estábamos corrompidos, en otras oportunidades mirábamos las películas en los cines; tres o cuatro cintas consecutivas. Nos reíamos de los malos chistes.
Un tiempo perdimos toda noción del tiempo, vivíamos un estado de somnolencia torpe. Nos era imposible hilvanar un pensamiento, éramos tardos, de materia viva.
No sé cuánto tiempo estuvimos así, pero un día de lluvia, salimos a la ventana de nuestro cuarto y vimos caer esas gotas de roció que hacía que las hojas recibieran contentos y es como volvieran a nacer, y nosotros nos sentimos participes de aquel renacimiento, y muy contento nos abrazamos, recibiendo en el rostro las húmedas gotas.