resumen de la obra corazon de edmundo amicis
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El libro se divide en once meses, de Octubre a Julio:
de vez en cuando la narración esta interrumpida por una página que el padre, la madre, la hermana, escriben para hacer al protagonista advertencias, darle concejos y a veces vituperarle.
Cada mes lleva también una narración dictada por el maestro: siempre se trata de narraciones de tipo heroico, realizado por muchachos, como por ejemplo:
“El Pequeño Patriota Paduano”, que rehúsa el dinero que le dan los que denigran a su país; “El Pequeño Vigía Lombardo”, un muchacho que en la guerra, desde lo alto de un árbol, espía los movimientos del enemigo hasta que una bala lo derriba;
“El Pequeño Escribiente Florentino” que se fatiga durante la noche copiando direcciones para su padre que ignora el sacrificio del niño y le regaña duramente; “El Tamborcillo Sardo”, un muchachito que lleva un mensaje de guerra a una posesión peligrosísima hasta que un proyectil le destroza una pierna,
“El Enfermo Del Abuelo”, un muchacho que asiste larga y amorosamente a un enfermo creyendo que se trata de su propio abuelo, “Sangre Romañola”, un muchacho travieso, pero no malo, que muere por salvar la vida de su abuela; “Valor Cívico”,
el cuento de un muchacho que salva a su compañero que corre el peligro de de ahogarse; “El Naufrago”, el acto heroico de un muchacho que sede su puesto en la barca a una niña y muere entre las olas.
Los cuentos mensuales son la parte mas literaria del libro y tuvieron merecido éxito: no hay Italiano que no los recuerde.
El resto, o sea, la historia del año escolar, esta trazada con mano nerviosa, en periodos breves, secos, incisivos. Desfilan por el libro maestros y maestras, padres, madres y en gran numero, muchachos, condiscípulos de Enrique Bottini.
De cada tipo se repite hasta la sociedad, como un “Leit-Motiv”, un signo, un carácter, una postura, un distintivo físico o moral: la maestrilla de la pluma roja en el sombrero, el maestro con la arruga profunda como una herida.
Garoffi con su nariz y el pico de lechuza, El Albañilito que pone el hocico de liebre, etc. Los caracteres están un poco estilizados: Derossi, el primero de la clase, mas que ser bueno es el símbolo de la bondad, al igual que Fanti es el tipo de la malicia, Garona de la generosidad y Stardi de la testarudez, Votini de la envidia y Nobis de la soberbia.
Estos defectos fácilmente visibles y el sentimiento excesivo han suscitado a menudo críticas acres e injustas.
La inmensa popularidad del libro, que aparecido en 1888, se difundió en seguida por Italia en cientos de miles de ejemplares y fue traducido a todas las lenguas del mundo, provoco una reacción que fue sobre todo viva en los dos primeros decenios de este siglo; después comenzó como era natural y lógico, el reconocimiento de los grandes meritos de la obra.
de vez en cuando la narración esta interrumpida por una página que el padre, la madre, la hermana, escriben para hacer al protagonista advertencias, darle concejos y a veces vituperarle.
Cada mes lleva también una narración dictada por el maestro: siempre se trata de narraciones de tipo heroico, realizado por muchachos, como por ejemplo:
“El Pequeño Patriota Paduano”, que rehúsa el dinero que le dan los que denigran a su país; “El Pequeño Vigía Lombardo”, un muchacho que en la guerra, desde lo alto de un árbol, espía los movimientos del enemigo hasta que una bala lo derriba;
“El Pequeño Escribiente Florentino” que se fatiga durante la noche copiando direcciones para su padre que ignora el sacrificio del niño y le regaña duramente; “El Tamborcillo Sardo”, un muchachito que lleva un mensaje de guerra a una posesión peligrosísima hasta que un proyectil le destroza una pierna,
“El Enfermo Del Abuelo”, un muchacho que asiste larga y amorosamente a un enfermo creyendo que se trata de su propio abuelo, “Sangre Romañola”, un muchacho travieso, pero no malo, que muere por salvar la vida de su abuela; “Valor Cívico”,
el cuento de un muchacho que salva a su compañero que corre el peligro de de ahogarse; “El Naufrago”, el acto heroico de un muchacho que sede su puesto en la barca a una niña y muere entre las olas.
Los cuentos mensuales son la parte mas literaria del libro y tuvieron merecido éxito: no hay Italiano que no los recuerde.
El resto, o sea, la historia del año escolar, esta trazada con mano nerviosa, en periodos breves, secos, incisivos. Desfilan por el libro maestros y maestras, padres, madres y en gran numero, muchachos, condiscípulos de Enrique Bottini.
De cada tipo se repite hasta la sociedad, como un “Leit-Motiv”, un signo, un carácter, una postura, un distintivo físico o moral: la maestrilla de la pluma roja en el sombrero, el maestro con la arruga profunda como una herida.
Garoffi con su nariz y el pico de lechuza, El Albañilito que pone el hocico de liebre, etc. Los caracteres están un poco estilizados: Derossi, el primero de la clase, mas que ser bueno es el símbolo de la bondad, al igual que Fanti es el tipo de la malicia, Garona de la generosidad y Stardi de la testarudez, Votini de la envidia y Nobis de la soberbia.
Estos defectos fácilmente visibles y el sentimiento excesivo han suscitado a menudo críticas acres e injustas.
La inmensa popularidad del libro, que aparecido en 1888, se difundió en seguida por Italia en cientos de miles de ejemplares y fue traducido a todas las lenguas del mundo, provoco una reacción que fue sobre todo viva en los dos primeros decenios de este siglo; después comenzó como era natural y lógico, el reconocimiento de los grandes meritos de la obra.
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El libro se divide en once meses, de Octubre a Julio:
de vez en cuando la narración esta interrumpida por una página que el padre, la madre, la hermana, escriben para hacer al protagonista advertencias, darle concejos y a veces vituperarle.
Cada mes lleva también una narración dictada por el maestro: siempre se trata de narraciones de tipo heroico, realizado por muchachos, como por ejemplo:
“El Pequeño Patriota Paduano”, que rehúsa el dinero que le dan los que denigran a su país; “El Pequeño Vigía Lombardo”, un muchacho que en la guerra, desde lo alto de un árbol, espía los movimientos del enemigo hasta que una bala lo derriba;
“El Pequeño Escribiente Florentino” que se fatiga durante la noche copiando direcciones para su padre que ignora el sacrificio del niño y le regaña duramente; “El Tamborcillo Sardo”, un muchachito que lleva un mensaje de guerra a una posesión peligrosísima hasta que un proyectil le destroza una pierna,
“El Enfermo Del Abuelo”, un muchacho que asiste larga y amorosamente a un enfermo creyendo que se trata de su propio abuelo, “Sangre Romañola”, un muchacho travieso, pero no malo, que muere por salvar la vida de su abuela; “Valor Cívico”,
el cuento de un muchacho que salva a su compañero que corre el peligro de de ahogarse; “El Naufrago”, el acto heroico de un muchacho que sede su puesto en la barca a una niña y muere entre las olas.
Los cuentos mensuales son la parte mas literaria del libro y tuvieron merecido éxito: no hay Italiano que no los recuerde.
El resto, o sea, la historia del año escolar, esta trazada con mano nerviosa, en periodos breves, secos, incisivos. Desfilan por el libro maestros y maestras, padres, madres y en gran numero, muchachos, condiscípulos de Enrique Bottini.
De cada tipo se repite hasta la sociedad, como un “Leit-Motiv”, un signo, un carácter, una postura, un distintivo físico o moral: la maestrilla de la pluma roja en el sombrero, el maestro con la arruga profunda como una herida.
Garoffi con su nariz y el pico de lechuza, El Albañilito que pone el hocico de liebre, etc. Los caracteres están un poco estilizados: Derossi, el primero de la clase, mas que ser bueno es el símbolo de la bondad, al igual que Fanti es el tipo de la malicia, Garona de la generosidad y Stardi de la testarudez, Votini de la envidia y Nobis de la soberbia.
Estos defectos fácilmente visibles y el sentimiento excesivo han suscitado a menudo críticas acres e injustas.
La inmensa popularidad del libro, que aparecido en 1888, se difundió en seguida por Italia en cientos de miles de ejemplares y fue traducido a todas las lenguas del mundo, provoco una reacción que fue sobre todo viva en los dos primeros decenios de este siglo; después comenzó como era natural y lógico, el reconocimiento de los grandes meritos de la obra. pienso lo mismo
de vez en cuando la narración esta interrumpida por una página que el padre, la madre, la hermana, escriben para hacer al protagonista advertencias, darle concejos y a veces vituperarle.
Cada mes lleva también una narración dictada por el maestro: siempre se trata de narraciones de tipo heroico, realizado por muchachos, como por ejemplo:
“El Pequeño Patriota Paduano”, que rehúsa el dinero que le dan los que denigran a su país; “El Pequeño Vigía Lombardo”, un muchacho que en la guerra, desde lo alto de un árbol, espía los movimientos del enemigo hasta que una bala lo derriba;
“El Pequeño Escribiente Florentino” que se fatiga durante la noche copiando direcciones para su padre que ignora el sacrificio del niño y le regaña duramente; “El Tamborcillo Sardo”, un muchachito que lleva un mensaje de guerra a una posesión peligrosísima hasta que un proyectil le destroza una pierna,
“El Enfermo Del Abuelo”, un muchacho que asiste larga y amorosamente a un enfermo creyendo que se trata de su propio abuelo, “Sangre Romañola”, un muchacho travieso, pero no malo, que muere por salvar la vida de su abuela; “Valor Cívico”,
el cuento de un muchacho que salva a su compañero que corre el peligro de de ahogarse; “El Naufrago”, el acto heroico de un muchacho que sede su puesto en la barca a una niña y muere entre las olas.
Los cuentos mensuales son la parte mas literaria del libro y tuvieron merecido éxito: no hay Italiano que no los recuerde.
El resto, o sea, la historia del año escolar, esta trazada con mano nerviosa, en periodos breves, secos, incisivos. Desfilan por el libro maestros y maestras, padres, madres y en gran numero, muchachos, condiscípulos de Enrique Bottini.
De cada tipo se repite hasta la sociedad, como un “Leit-Motiv”, un signo, un carácter, una postura, un distintivo físico o moral: la maestrilla de la pluma roja en el sombrero, el maestro con la arruga profunda como una herida.
Garoffi con su nariz y el pico de lechuza, El Albañilito que pone el hocico de liebre, etc. Los caracteres están un poco estilizados: Derossi, el primero de la clase, mas que ser bueno es el símbolo de la bondad, al igual que Fanti es el tipo de la malicia, Garona de la generosidad y Stardi de la testarudez, Votini de la envidia y Nobis de la soberbia.
Estos defectos fácilmente visibles y el sentimiento excesivo han suscitado a menudo críticas acres e injustas.
La inmensa popularidad del libro, que aparecido en 1888, se difundió en seguida por Italia en cientos de miles de ejemplares y fue traducido a todas las lenguas del mundo, provoco una reacción que fue sobre todo viva en los dos primeros decenios de este siglo; después comenzó como era natural y lógico, el reconocimiento de los grandes meritos de la obra. pienso lo mismo
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