Historia, pregunta formulada por rochacevallos, hace 4 meses

quien realizó la segunda navegación en 1492​

Respuestas a la pregunta

Contestado por mariasibaja
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cristoban colon espero que te sirva mucho

Contestado por defelipemartin46
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En su segundo viaje prestaron sus servicios a los navegantes el Dr. Diego Álvarez de la Chanca y un Cirujano. Se ignora el número y los nombres de los que siguieron al Almirante en el tercero y cuarto (último) viaje que por lo menos serían dos médicos y dos cirujanos. Si a estos añadimos el físico y el cirujano de la expedición de 1495, resulta que hasta 1502 habían visitado y observado el Nuevo Mundo por lo menos diez facultativos conocedores de una medicina estudiada a fines de la edad media.

Entre todos ellos el más destacado fue el Dr. Diego Álvarez de Chanca, que ejerció en Sevilla y fue Médico de Cámara de los Reyes. Este hombre acompañó a Colón en su segundo viaje, como antes se dijo, vio las ruinas de La Navidad, supo de la muerte de su compañero Maese Juan, observó el efecto de algunas plantas americanas, asistió al Almirante de una grave enfermedad -paludismo o tifoidea, pues estuvo varios días sin conocimiento- y desde allí pidió al Cabildo de Sevilla que le enviase medicinas y bastimentos por haber muchos enfermos con fiebre "por mudamientos de aires y aguas". Sin duda, tal personaje acompañó al Almirante en su regreso convaleciente a España.

Estos médicos habían estudiado con las obras de Galeno, Hosain, Hipócrates, Avicena, Villanueba y Razhes y eran fieles a ellas con la fe del dogmatismo religioso. Sus estudios anatómicos eran deficientes pues sólo habían practicado contadas disecciones. Sus estudios teóricos en las cuatro cátedras de medicina y dos de anatomía y cirugía le habían robado el tiempo para asistir a las clínicas que aun se encontraban en pañales. La poca práctica que tenían al recibirse la habían adquirido al lado de algún profesional de prestigio. Ya tenían en sus manos libros impresos que sirvieron para darles a conocer los trabajos de los médicos extranjeros. Casi todos los Doctores procedían de la Universidad de Salamanca y se encontraban bajo la influencia de la teoría humoral e impresionados por las disputas escolásticas de la época después de haber hecho el examen de la Cofradía de San Cosme y San Damián que ya existía en aquellos tiempos.

El Dr. Chanca, al examinar un enfermo procedía primeramente a ver el estado de la lengua, pulsaba la arteria, palpaba los costados, investigaba la vida del paciente y pensando en el balance de los humores echaba una mirada a la orina y heces fecales. Terminado todo esto, se sentaba con aire majestuoso, pronunciaba algunas palabras en latín, tomaba la pluma de ave, tinta y papel que se le tenía preparado y prescribía: la gran triada, castoreo, hierro, azufre, pomada mercurial, algún purgante, ungüento, clister, gargarismo, masticatorio, un jarabe o disponía una sangría con la dieta y medidas higiénicas correspondientes.

Ante la enfermedad febril de Colón en Santo Domingo pensaría Chanca que la calentura se debía a la elevación de la temperatura de las fibras del corazón y observaba con cuidado dicho órgano central.

Como clínico, conocía algo de anatomía patológica y sabía diagnosticar el garrotillo, la tosferina, la sífilis, la lepra, la hidropesía, etc. En actos oficiales usaba un traje oscuro con pequeñas boca mangas de encaje blanco y un cuello alto rizado lo que cubría en invierno con una elegante pelliza de piel fina.

Sus compañeros de más baja esfera, los cirujanos y romancistas, eran más ignorantes y usaban una vestimenta parecida a la de los hombres del pueblo: calzones cortos y ajustados, casaca, gran chaleco de color, camisa con cuello, pecheras y puños bordados de encaje, peluca rizada y empolvada, trenza y sombrero chambergo. Sólo sabían hacer alguna mala cura empleando la interminable sarta de ungüentos recomendados por Galeno o efectuar alguna operación menor. La operación de la piedra, de la catarata, de la hernia y amputaciones, sólo se practicaban por los grandes cirujanos.

Tirso de Molina pinta admirablemente al médico y al cirujano vulgar español de la época con estas estrofas:

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