¿que ocurrio realmente con el papa de la protagonista? (novela:El Mar y la Serpiente)
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Papá se fue en bici. Papá se perdió. Digo, ¿papá se perdió? Mamá me mira. No habla. Le cae mucha agua de los ojos. Digo, no llores, mami. Digo, ya va a encontrarse. Me duele la panza. Pero no lloro”. El fragmento pertenece a “El mar y la serpiente” (2005), de Paula Bombara, un relato en primera persona de una niña que se pregunta por qué desapareció su padre. En “Una muchacha muy bella” (2013), de Julián López, se recreaban los momentos compartidos de un niño con su madre antes de que fuera secuestrada y desaparecida por los militares. En la misma tónica de intimidad, Bombara retrata la relación de una nena con su madre, agigantada por una sombra que crece hasta convertirse en una certeza: la ausencia del padre.
La novela, escrita en una prosa que funciona como bloque de versos, cuenta el desconcierto en la mirada de una niña de tres años que ve cómo su madre guarda ropa y juguetes en un bolso, nerviosa, escapando hacia la casa de los abuelos. “¿Dónde está papá?”, es la pregunta que nunca deja de sonar. “Papá salió. Papá está trabajando. Papá ya regresa. Papá, no sé. Papá se perdió en bicicleta”. El clima de desasosiego atrapa a la familia. Madre e hija se refugian en el mar. “Me gusta cuando mamá se mete a lo hondo conmigo y me hace upa en el agua y me hace dar vueltas en el agua y me ayuda a saltar las olas. Me gusta cantar fuerte y escaparme de las olas. Lástima que papá no vuelve”, dice la niña narradora. De allí en más, el tono es triste. “Mamá dice, papá se murió. Mamá tiembla. Mamá dice, no lo vamos a ver más porque se murió. Mama dice, tu papá te quiere un montón, ahora te mira desde el cielo”. El padre fue secuestrado, desaparecido por la Triple A en 1974.
Paula Bombara nació en Bahía Blanca y tiene 42 años. Es bioquímica y empezó a escribir ficción en el taller literario de Susana Cazenave de Rodríguez. Como narradora, Bombara se mueve entre la literatura para niños y jóvenes y la divulgación científica. En el 2000 publicó sus primeros cuentos en unos libros de lectura de Santillana -llamados “Libromanía”- dirigidos por Graciela Pérez Aguilar y Silvia Schujer. En 2003 fue convocada por la editorial Eudeba para desarrollar una colección de libros de divulgación científica para niños: así nació la colección “¿Querés saber?”, que cuenta con más de 25 títulos. “El mar y la serpiente” es la primera de sus seis novelas.
“Es un relato que me llevó cinco años. Por ser la primera, me costó mucho encontrar el cómo contar. Hice varias versiones y cada una era diferente de la anterior. Está basado en mi historia pero también fue muy importante para la composición del personaje lo que mi historia tiene en común con otros relatos de hijos de desaparecidos. Por eso la niña protagonista no tiene nombre. De algún modo intenta representarnos a todos”, dijo Bombara a Infojus Noticias.
Colaboradora de Abuelas de Plaza de Mayo y militante de Hijos Bahía Blanca, prefiere hablar de la tensión entre ficción y realidad antes que privilegiar lo autobiográfico. “Desde mi lugar de autora –reflexionó- prefiero no pensar en límites y abrirme a todas las posibilidades, sea cual sea el período histórico que esté en juego en mi texto. ´El mar y la serpiente´ cumplirá su primera década el año próximo y sigue ganando lectores aquí y en otros países. Es una novela que nunca deja de regalarme buenos momentos”.
Respuesta:Papá se fue en bici. Papá se perdió. Digo, ¿papá se perdió? Mamá me mira. No habla. Le cae mucha agua de los ojos. Digo, no llores, mami. Digo, ya va a encontrarse. Me duele la panza. Pero no lloro”. El fragmento pertenece a “El mar y la serpiente” (2005), de Paula Bombara, un relato en primera persona de una niña que se pregunta por qué desapareció su padre. En “Una muchacha muy bella” (2013), de Julián López, se recreaban los momentos compartidos de un niño con su madre antes de que fuera secuestrada y desaparecida por los militares. En la misma tónica de intimidad, Bombara retrata la relación de una nena con su madre, agigantada por una sombra que crece hasta convertirse en una certeza: la ausencia del padre.
La novela, escrita en una prosa que funciona como bloque de versos, cuenta el desconcierto en la mirada de una niña de tres años que ve cómo su madre guarda ropa y juguetes en un bolso, nerviosa, escapando hacia la casa de los abuelos. “¿Dónde está papá?”, es la pregunta que nunca deja de sonar. “Papá salió. Papá está trabajando. Papá ya regresa. Papá, no sé. Papá se perdió en bicicleta”. El clima de desasosiego atrapa a la familia. Madre e hija se refugian en el mar. “Me gusta cuando mamá se mete a lo hondo conmigo y me hace upa en el agua y me hace dar vueltas en el agua y me ayuda a saltar las olas. Me gusta cantar fuerte y escaparme de las olas. Lástima que papá no vuelve”, dice la niña narradora. De allí en más, el tono es triste. “Mamá dice, papá se murió. Mamá tiembla. Mamá dice, no lo vamos a ver más porque se murió. Mama dice, tu papá te quiere un montón, ahora te mira desde el cielo”. El padre fue secuestrado, desaparecido por la Triple A en 1974.
Paula Bombara nació en Bahía Blanca y tiene 42 años. Es bioquímica y empezó a escribir ficción en el taller literario de Susana Cazenave de Rodríguez. Como narradora, Bombara se mueve entre la literatura para niños y jóvenes y la divulgación científica. En el 2000 publicó sus primeros cuentos en unos libros de lectura de Santillana -llamados “Libromanía”- dirigidos por Graciela Pérez Aguilar y Silvia Schujer. En 2003 fue convocada por la editorial Eudeba para desarrollar una colección de libros de divulgación científica para niños: así nació la colección “¿Querés saber?”, que cuenta con más de 25 títulos. “El mar y la serpiente” es la primera de sus seis novelas.
“Es un relato que me llevó cinco años. Por ser la primera, me costó mucho encontrar el cómo contar. Hice varias versiones y cada una era diferente de la anterior. Está basado en mi historia pero también fue muy importante para la composición del personaje lo que mi historia tiene en común con otros relatos de hijos de desaparecidos. Por eso la niña protagonista no tiene nombre. De algún modo intenta representarnos a todos”, dijo Bombar
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