Qué mensaje nos deja el texto acerca de la Semana Santa distinta pero no distante
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Este año la pandemia del COVID-19 ha transformado nuestras celebraciones litúrgicas y costumbres de Semana Santa, replegándonos a nuestros hogares. Ahora han aparecido liturgias vía streaming donde los sacerdotes bendicen a sus comunidades que los siguen por este medio en tiempo real. Incluso desde el Vaticano nos viene desde algunos días atrás la indicación que, frente a la imposibilidad de asistir a la misa comunitaria, las eucaristías transmitidas en vivo y directo, son de gran ayuda para los fieles imposibilitados de ir al templo. Por ello esta pandemia nos ha hecho capacitarnos rápidamente en cómo vivir los misterios de Semana Santa y actuar de manera urgente, pero novedosa, con lo que la misma tradición eclesial nos enseña. Esta contingencia no ha suprimido esta importante conmemoración cristiana anual, sino que nos invita a reflexionar y celebrar en otro contexto - en familia - a la espera de volver a encontrarnos.
Por cierto, esta Semana Mayor para el cristianismo marcará un antes y un después en nuestra cultura como también en la experiencia religiosa. De una experiencia comunitaria y pública pasamos a una confinada en nuestros hogares y mediada ahora por transmisiones digitales. Esto se convierte en un hito del quehacer teológico como también en los modos de ser Iglesia.
Cierto es, que la distancia con la comunidad y la imposibilidad de participar de los bellos gestos y oraciones presentes en los sacramentos y festividades religiosas, provocan cierta nostalgia, no obstante, una esperanza nos anima: permanecer en nuestras casas nos revela otra dimensión de nuestra fe “la familia como Iglesia Doméstica”.
Ha circulado en estos días un “meme” en las redes sociales con un dibujo de Cristo resucitado saliendo de la tumba y uno de los guardias que lo cuida le dice “por favor volver adentro, tiene que respetar la cuarentena”. En resumidas cuentas, este es el anuncio de Pascua que recibimos en la fe para estos días: Cristo vivo y resucitado se queda unos días más en la tumba enseñándonos que al quedarnos en nuestros hogares compartiremos con Él de todas formas la alegría pascual al enseñarnos ser responsables en el cuidado.