Arte, pregunta formulada por abrulacha, hace 1 año

qué limites se confunden en el cuento de Continuidad de los parques?

Respuestas a la pregunta

Contestado por Rengokucito
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Respuesta:

Son muchos los aspectos literarios en los que podríamos reparar a la hora de acordarnos de Julio Cortázar, nos podríamos detener en la importancia que tuvo como novelista y en lo que significó su novela dentro de la literatura latinoamericana, en sus ensayos de carácter social, en su poesía y hasta en su función como docente. Abordaré, en cambio, un cuento que apareció publicado en el año 1964 y que forma parte de la segunda edición del libro Final del juego, editado por la Editorial Sudamericana, se trata del cuento Continuidad de los parques.

La metáfora de irse desga jando línea a línea, por un lado nos muestra como el lector se iba desprendiendo de su entorno y por otro lado prepara el terreno para que el narrador comience a contar lo que sucedía en la novela. Otro elemento significativo de este pasaje y que también está al servicio del elemento fantástico que se va a establecer en el cuento, es la referencia a la hora del día en que están sucediendo los acontecimientos. En la ficción primaria es el atardecer mientras que en la ficción secundaria se nos va a decir que empezaba a anochecer. Si prestamos atención a las dos ficciones que se van a fusionar en el relato

La primera en llegar a la cabaña fue la mujer, se la ve desconfiada, prevenida, teme rosa por el encuentro. El ama llega lastimado por una rama, lo que muestra la espes ura del lugar oculto donde se encuentra la cabaña. Es interesante la escena de vam pirismo que se da entre ambos, donde la mujer detiene con sus beso s la san gre del ama, aquí la san gre podría funcionar como un elemento simbólico que por un lado refiere a la pasi ón de los ama y que por otro lado estaría adelantando el tema de la muerte. El re chazo de las caricias por parte del ama, muestra que este encuentro es muy distinto a los anteriores, es para llevar a cabo algo trascen dental, no es un encuentro más. Hay ahí un puñ al como símbolo de libertad, un pu ñal que se va entibiando y una proso popeya en el concepto de libertad que al igual que un animal espera agaza pado el momento de dar su zar pazo final.

Recordemos que el lector se sentó frente al parque de los robles al “atardecer”, y ahora, los ama ntes están listos para llevar adelante su empresa cuando “empezaba a anochecer”, de manera que la hora es la misma en las dos ficciones.

Sin mirarse ya, ata dos rígid amente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto.

El único instante que quizá no tenía su empleo minucios amente atri buido era el del am ante volviéndose para mirar a su amada correr con el pelo suelto. Es como si la imagen de ella corriendo en plena libertad le diera fuerzas para cometer el crimen que los llevaría a conseguir una libertad mayor.

Los árboles de la cabaña del monte, ficción secundaria, se continúan en estos árboles que llevan hasta la casa del lector, ficción primaria. vemos que la hora es la misma, de manera que la continuidad también está presente en este aspecto.

Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña. tiñe toda la escena de carácter fantástico, generando un espacio indefinido donde la continuidad se hace posible.

Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres pelda ños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el pu ñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.

Explicación:

Este es un análisis al cuento que dices, Análisis echo por Fernando Chelle, si no me equivoco, un gusto.

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