que le corresponde a la filosofia
Respuestas a la pregunta
Explicación:
El desarrollo de la humanidad esta marcado por el desarrollo de la filosofía durante toda su historia creando una dinámica constante o devenérica hacia el infinito. A través de todo este proceso hemos visto la historia segmentada en etapas, épocas o eras cada una con un desenvolvimiento propio y autentico de la naturaleza y condiciones socio-culturales que determinaron cada periodo. Si existió filosofía en esos periodos fue porque existió por lo menos una duda, pregunta o inquietud despierta y atenta de trasformar el asombro en conocimiento cultivando la reflexión, la crítica y el análisis. Por eso cada época ha creado sus propios problemas filosóficos dándoles una respuesta o solución determinada. Muchos de estos problemas son de carácter general siendo temas de reflexión para todas las épocas, como por ejemplo: el hombre, la naturaleza, el mundo, la verdad, el conocimiento, dios, el ser etc. Lo interesante es que cada época ha sugerido una respuesta ante el problema, profundizando y aclarando el conocimiento en el transcurso de los tiempos hasta la actualidad. De tal manera que la filosofía actual tiene un papel importante en dos sentidos:
Primero, en responder y solucionar los problemas inherentes y
característicos de nuestra época de acuerdo a las circunstancias socio-
culturales del entorno como por ejemplo, la creciente evolución de la
filosofía técnica o tecnología, de la influencia en el pensar de los medios
de comunicación, la globalización, el virtualismo, nuevas corrientes de
espiritualidad y metafísica, el liberalismo sexual, el multiculturalismo, el
terrorismo, etc. Pero por otro lado esta el deber de complementar,
cambiar y revolucionar mediante nuevas y mejores respuestas los
problemas clásicos de la filosofía adaptables a nuestro ambiente para
ser profundizados y aclarados contribuyendo en la evolución o
trascendencia de la especie.
el valor de la filosofía debe ser buscado en una, larga medida en su real incertidumbre. El hombre que no tiene ningún barniz de filosofía, va por la vida prisionero de los prejuicios que derivan del sentido común, de las creencias habituales en su tiempo y en su país, y de las que se han desarrollado en su espíritu sin la cooperación ni el consentimiento deliberado de su razón. Para este hombre el mundo tiende a hacerse preciso, definido, obvio; los objetos habituales no le suscitan problema alguno, y las posibilidades no familiares son desdeñosamente rechazadas. Desde el momento en que empezamos a filosofar, hallamos, por el contrario, como hemos visto en nuestros primeros capítulos, que aun los objetos más ordinarios conducen a problemas a los cuales sólo podemos dar respuestas muy incompletas. La filosofía, aunque incapaz de decirnos con certeza cuál es la verdadera respuesta a las dudas que suscita, es capaz de sugerir diversas posibilidades que amplían nuestros pensamientos y nos liberan de la tiranía de la costumbre. Así, el disminuir nuestro sentimiento de certeza sobre lo que las cosas son, aumenta en alto grado nuestro conocimiento de lo que pueden ser; rechaza el dogmatismo algo arrogante de los que no se han introducido jamás en la región de la duda liberadora y guarda vivaz nuestro sentido de la admiración, presentando los objetos familiares en un aspecto no familiar. […]
Para resumir nuestro análisis sobre el valor de la filosofía: la filosofía debe ser estudiada, no por las respuestas concretas a los problemas que plantea, puesto que, por lo general, ninguna respuesta precisa puede ser conocida como verdadera, sino más bien por el valor de los problemas mismos; porque estos problemas amplían nuestra concepción de lo posible, enriquecen nuestra imaginación intelectual y disminuyen la seguridad dogmática que cierra el espíritu a la investigación; pero, ante todo, porque por la grandeza del Universo que la filosofía contempla, el espíritu se hace a su vez grande, y llega a ser capaz de la unión con el Universo que constituye su supremo bien.