Historia, pregunta formulada por jatondococmea, hace 4 meses

que implicaciones trajo la expansión de la monarquía hispánica con los recursos estratégicos empleados y su distribución​

Respuestas a la pregunta

Contestado por skyblueaida
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Respuesta:

La configuración de la Monarquía Hispánica parte desde el mismo momento en el que confluyen ambos conceptos. Ese momento no puede ser otro que la aparición en la Península de un poder, estructurado bajo una entidad de índole monárquica (ejercicio personal de la soberanía, con carácter vitalicio y/o hereditario), que abarca la mayor parte de lo que los romanos vinieron en llamar Hispania. Su independencia de cualquier otro poder le confiere una singularidad que provoca el inicio de una verdadera historia propia.

Tras estas apreciaciones, entendidas como justificación del inicio de nuestra página web en los reyes visigodos, deseamos en esta presentación realizar un somero, y por lo tanto incompleto, repaso a la concatenación de los distintos apartados que encontraremos en ella.

A pesar de la relativa poca importancia que se le ha concedido al periodo de los reyes visigodos, no debe perderse de vista que introdujeron buena parte de las características que la monarquía mantendrá durante varios siglos. Si bien la tradición goda establecía la elección en asamblea del rex (título concedido por los últimos gobernantes romanos), desde su establecimiento en suelo peninsular ya intentaron establecer una sucesión dinástica, si bien nunca lo lograron de manera efectiva.

El poder ya se definía como absoluto e ilimitado, con facultades casi completas en materia de legislación, gobierno, guerra y justicia. La Iglesia, por su parte, pronto alcanzó una alta cuota de poder y de ascendencia sobre la monarquía. Dos momentos aparecen como clave del periodo: el reinado de Leovigildo (unificación territorial y étnica, con la derogación de la prohibición de los matrimonios mixtos - hispanoromanos y germanos -) y el de Recaredo (unificación religiosa a través de su conversión al catolicismo).

El año 711 aparece en la Historia de España como una de esas fechas clave a que tan aficionados eran nuestros viejos métodos escolares. Pero los nuevos no han hecho perder su gran importancia. La entrada de un nuevo poder extraño en la Península, los musulmanes, provocan el derrumbe del poder visigodo y la creación de una nueva entidad política: al-Andalus.

 Este periodo muestra características bien distintas en su trascendencia histórica en cuanto a lo manifestado en la época visigoda: su influencia en la configuración posterior del poder fue mínima, pero su legado cultural (en todo lo que ello incluye) fue incalculable.

Tras un primer periodo de vinculación al poder omeya de Damasco (con delegados, llamados walíes, dependientes de la provincia de Kairuan), con la llegada a la península de Abd-al-Rahman, príncipe omeya huido tras la rebelión Abbasida, se vuelve a establecer un poder propio en Hispania con la adopción del título de emir. Un nuevo paso se produce en 929 con la titulación como califa de Abd-el-Rahman III, lo que desvinculaba, también a nivel religioso, a la península de cualquier poder externo.

No más de un siglo duró esta situación. En 1031 se produce la crisis del régimen califal y su fragmentación en poderes locales (taifas), que, sin embargo, no hicieron disminuir el desarrollo cultural. Tan sólo cinco décadas más tarde (1086) una parte de estos reinos reclaman la ayuda de los almorávides (dinastía bereber que controlaba en aquel momento el Mogreb musulmán) que dirigen la política de recuperación territorial hacia el norte cristiano.

   

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