¿Qué hizo Felipe V con Aragón por no apoyarle en la guerra?
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La guerra de Sucesión comienza en mayo de 1701 y dura hasta que se firma el tratado de Utrech en 1713. La guerra se inició en la frontera de Francia con los Estados de la Gran Alianza. Posteriormente, se traslada a España, que había empezado como una guerra europea en territorio español, para acabar en una auténtica guerra civil, básicamente entre los reinos de la Corona de Aragón, partidarios del archiduque Carlos, que les había garantizado el mantenimiento del sistema federal de la monarquía de los Austrias.
Mientras la Corona de Castilla apoyaba a Felipe V, cuya mentalidad era totalmente centralista y basada en la monarquía absoluta, siguiendo el modelo político francés. Podemos afirmar, que una de las características comunes de todos los reyes Borbones en España ha sido su centralismo como forma de Estado y su segunda característica es el apoyo a las políticas más conservadoras de cada momento histórico.
La guerra de Sucesión acaba con la firma del I Tratado de Utrech, el once de abril de 1713. Este hecho conlleva la partición de los Estados de la Monarquía española, que Carlos tanto intentó evitar antes de su muerte. De esta forma, Los Países Bajos católicos (Bélgica y Luxemburgo), el reino de Nápoles, Cerdeña y el ducado de Milán fueron adjudicados al emperador Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico. Al duque de Saboya se le otorga Sicilia.
El diez de julio de 1713 se firma el II Tratado de Utrech, por el cual la isla de Menorca y el Peñón de Gibraltar pasan a dominio de Gran Bretaña, que también había recibido por parte de Francia, la isla de Terranova, la Acadia, la isla de San Cristóbal en las Antillas y los territorios de la Bahía de Hudson. Además los británicos consiguieron privilegios en el mercado de esclavos, mediante el derecho de asiento y el navío en el mercado de esclavos en todas las Indias españolas.
Puede decirse, que España fue el gran derrotado de esta Guerra de Sucesión monárquica, con la pérdida de importantes territorios, así como la concesión de privilegios de mercado en las Indias americanas. A todo ello hay que añadirle el castigo infringido por el primer monarca Borbón a los derechos históricos de los miembros de la Corona de Aragón, que siempre habían destacado por su federalismo político. Hoy todavía vemos las consecuencias históricas de estos hechos, en las reivindicaciones independentistas en Cataluña.
La derrota en la guerra de Sucesión de la Corona de Aragón y la fuerte represión que Felipe V llevó a cabo en estos territorios, hizo que se produjera el primer gran exilio político de la historia de España, calculándose en unas 30.000 personas exiliadas, que se trasladaron fundamentalmente al Reino de Nápoles, Cerdeña o el Ducado de Milán.
¿Qué fue el Decreto de Nueva Planta?
Todas las reformas administrativas, que llevó a cabo Felipe V, se inspiraron en el centralismo francés. Felipe V nos lleva a un régimen de puro absolutismo monárquico, con la desaparición de las Cortes y los concejos.
Los decretos de Nueva Planta suponen un cambio en la administración territorial. Estos cambios fueron impuestos en Valencia, Aragón, Cataluña y Baleares, imponiéndoles el modelo de Castilla. Sin embargo, los derechos históricos de fueros y privilegios tanto el País Vasco y Navarra fueron respetados por la fidelidad mostrada a Felipe V en la Guerra de Sucesión.
Cuadro de Felipe V en el Almudín de Játiva
E 29 de junio de 1707, se promulga el decreto de Nueva Planta donde se “declaran abolidos y derogados todos los referidos fueros, privilegios, práctica y costumbre hasta aquí observados en los referidos reinos de Aragón y Valencia, siendo mi voluntad que éstos se reduzcan a las leyes de Castilla, y al uso, práctica y forma de gobierno que se tiene y ha tenido en ella, y en sus tribunales sin diferencia alguna en nada”. El 15 de julio se elimina el Consejo de Aragón “porque con esta disposición se logra el importante fin de la uniformidad que tanto deseo haya entre mis vasallos”. Esta desaparición de fueros se justificó por “la rebelión que cometieron, faltando enteramente al juramento de fidelidad que me hicieron como a su legítimo Rey y Señor”.
El segundo argumento justificativo dice “tocándome el dominio absoluto de los referidos reinos de Aragón y Valencia... considerando también que uno de los principales atributos de la soberanos es la imposición, y derogación de las leyes, las cuales, con la variedad de los tiempos y mudanzas de costumbres podría yo alterar”.
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