que conquisto justiniano
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Justiniano inició inmediatamente tras su acceso al trono imperial una política tendente a la restauración del Imperio romano, cuya parte de Occidente se había perdido con las invasiones de los pueblos bárbaros en el siglo V. La frontera oriental del Imperio estaba asegurada mediante la paz eterna firmada con Persia en el 532. El gran general Belisario eliminó el desorden interno. Un ejército imperial marchó en el año 533 contra el reino vándalo del norte de África, reincorporando esta zona al Imperio en el 534. Otro ejército atacó, en el año siguiente, a los ostrogodos establecidos en Italia; sin embargo, éstos resistieron durante veinte años. Una tercera campaña militar, en esta ocasión realizada contra los visigodos, permitió reconquistar el sureste de la península Ibérica. El antiguo territorio romano en torno al Mediterráneo, excepto la Galia y gran parte de Hispania, formaba de nuevo parte del Imperio en el momento de la muerte del emperador Justiniano I; todo ello a pesar de la reanudación de la guerra con Persia en el año 540 y a la gradual infiltración eslava en los Balcanes.
EL CÓDIGO DE JUSTINIANO. El centralizado Imperio que había concebido Justiniano requería un sistema legal uniforme. Para lograrlo, una comisión imperial, presidida por el jurista Triboniano, trabajó durante diez años para recopilar y sistematizar el Derecho romano. Su trabajo, conocido como Código de Justiniano y promulgado en el 534, se incorporó al enorme Corpus Iuris Civilis (Corpus de Derecho civil); en él se reunían todas las constituciones de los emperadores romanos desde Adriano (117-138 d.C.) hasta la fecha de su publicación; y fue actualizado mediante la adición de nuevas leyes o Novellae, escritas mayormente en griego -el resto lo estaban en latín-, reflejando la realidad lingüística del Imperio. Las otras dos partes que componían el Corpus eran el Digesto o Pandectas (resumen de la obra de los grandes jurisconsultos romanos) y las Instituciones, manual para estudiantes de derecho. Esta formidable codificación constituye aún la base legislativa en muchos países de Europa. Simultáneamente a esta obra legal, se acentuó la autoridad sagrada del emperador, eslabón entre Dios y el pueblo que le estaba confiado. Esta autocracia imperial se manifestó en un suntuoso ceremonial, heredero del esplendor romano al que se añadió la pompa oriental (persa).Bajo el reinado de Justiniano I se desarrolló la conocida como 'primera edad de oro del arte bizantino', que se manifiesta en las iglesias de Santa Sofía y de San Sergio y Baco, en Constantinopla (hoy Estambul, Turquía), así como en la iglesia de San Vital, en Ravena (Italia).
fue emperador del Imperio romano de oriente desde el 1 de agosto de 527 hasta su muerte. Durante su reinado buscó revivir la antigua grandeza del Imperio romano clásico, reconquistando gran parte de los territorios perdidos del Imperio romano de Occidente.
Considerado una de las personalidades más importantes de la antigüedad tardía y el último emperador que usaba latín como lengua materna,1 el gobierno de Justiniano marca un hito en la historia del Imperio romano de Oriente. El impacto de su administración se extendió más allá de las fronteras de su tiempo y de sus dominios. Su reinado está marcado por el ambicioso, aunque parcial, renovatio imperii romanorum, o "restauración del imperio".2
Debido a sus políticas de restauración del imperio, Justiniano en ocasiones ha recibido el apelativo de "último de los romanos" por la historiografía moderna.3 Esta ambición se plasmó en la recuperación de parte de los territorios del antiguo Imperio romano de Occidente. Su general Belisario consiguió una rápida conquista del reino de los vándalos del norte de África, y más tarde el propio Belisario, junto con Narsés y otros generales, conquistaron el reino Ostrogodo de Italia, restaurando tras más de medio siglo de control bárbaro los territorios de Dalmacia, Sicilia y la península itálica, incluyendo la ciudad de Roma, en el territorio del imperio.
Por su parte, el prefecto del pretorio Liberio reclamó gran parte del sur de la península ibérica, estableciendo la provincia de Spania. Estas campañas restablecieron el control del imperio sobre el occidente mediterráneo, incrementando los ingresos anuales en más de un millón de sólidos al año.4 Durante su reinado, Justiniano también conquistó a los Tzani, un pueblo de la costa este del Mar Negro que nunca antes habían estado bajo control romano.5
Otro de sus más impresionantes legados fue la compilación uniforme del derecho romano en la obra del Corpus Juris Civilis, que todavía es la base del derecho civil de muchos estados modernos. Esta obra fue realizada en su mayor parte por el cuestor Triboniano. Su reinado también marcó un punto álgido en la cultura bizantina, y su programa de construcción dio como frutos obras de arte tales como la iglesia de Santa Sofía, que sería el centro de la Iglesia ortodoxa durante muchos siglos.
Sin embargo, una epidemia devastadora conocida como la Plaga de Justiniano a comienzos de la década de los años 540 marcó el final de una época de esplendor. Se cree que fue un brote de peste negra, aunque no se sabe a ciencia cierta. El imperio entraría en un periodo de pérdida de territorio que no sería revertido hasta el siglo IX.
El cronista Procopio de Cesarea constituye la principal fuente primaria de la historia del reinado de Justiniano. El cronista en idioma siríaco, Juan de Éfeso, escribió también una crónica sobre la época que no ha perdurado, pero que es utilizada como fuente por cronistas posteriores, y que añade muchos detalles de valor histórico. Ambos historiadores terminaron mostrando mucho rencor contra Justiniano y contra su emperatriz, Teodora.6 Otras fuentes incluyen las historias de Agatías, Menandro Protector, Juan Malalas, el Chronicon Paschale, y las crónicas de Marcelino Comes y de Víctor de Tunnuna.
La Iglesia ortodoxa lo venera como santo el día 14 de noviembre, y también es venerado por algunos grupos luteranos en la misma fecha.