porque la viruela y el polio se pueden evitar con vacunas
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Lejos quedan en el tiempo los procedimientos llevados a cabo por los chinos para prevenir el desarrollo de la muy temida y mortal enfermedad de la viruela. El proceso de variolización se podía realizar antiguamente de tres formas principales:
- Una de estas formas consistía en tomar con una aguja pus y fluidos de una pústula que se depositaban, mediante un pinchazo, bajo la piel de la persona a inmunizar.
- Un segundo método se basaba en tomar trozos de las pústulas, secarlos y molerlos hasta obtener un polvo que era inhalado por el individuo.
- El tercer método implicaba tomar una pequeña cantidad de este polvo con una aguja e introducirlo directamente en las venas de los individuos.
Este último método fue el que, tras ser observado por la esposa del embajador británico en Turquía Lady Mary Wortley Montagu, llegó hasta el mundo occidental a comienzos de 1700, si bien con escaso éxito. Un médico inglés, Edward Jenner, se dedicó a estudiar el proceso de inmunización frente a esta enfermedad, llegando incluso a llevar a cabo en 1796 el famoso experimento de infección intencionada de un ser humano previamente inmunizado; hecho que hoy día sería tachado de falta de ética por la comunidad científica actual.
El proceso de vacunación ideado por Jenner ha progresado tanto desde entonces y se ha extendido de modo tan creciente su uso, que ha traído como resultado un descenso marcado en la morbilidad de muchas enfermedades. Tanto que la viruela ha sido declarada por la OMS como enfermedad erradicada. El virus de la viruela sólo se puede localizar ahora en los congeladores de los laboratorios altamente especializados de la CDC (Centro para el Control de Enfermedades) de Atlanta, del Instituto de Preparaciones Virales de Moscú y del Laboratorio de Virología de Londres.
¿Cómo se consigue la erradicación de una enfermedad por medio de la vacunación? La efectividad de las vacunas en la prevención de las enfermedades no se produce sólo a nivel individual, sino también al nivel poblacional. Para que una enfermedad se disemine en una comunidad son necesarios individuos infectados e individuos susceptibles. La inmunidad a nivel poblacional busca conseguir un descenso en el número de los individuos susceptibles. Cuando el número de estos individuos baja lo suficiente, la enfermedad desaparece de dicha comunidad porque no hay hospedadores susceptibles para mantener el ciclo de infección. Cuanto mayor es el número de individuos vacunados, más rápidamente decrece la incidencia de una enfermedad. Pero su erradicación sólo se puede conseguir si el organismo causante de la misma sólo afecta a los humanos y no dispone de otros huéspedes posibles; si su material genético es lo suficientemente estable; y si la vacuna que se emplea es de fácil obtención y de bajo coste. Como se ha indicado, de esta forma se ha conseguido la erradicación de la viruela. Pero, ¿cuál será la siguiente enfermedad en seguir el camino de la viruela?
Parece ser que otra enfermedad vírica, la poliomielitis, puede ser la siguiente en la lista de enfermedades erradicadas del planeta. Ya prácticamente se la puede catalogar así en el mundo industrializado, pero no ocurre lo mismo en los países del tercer mundo con pésimas condiciones higiénico-sanitarias. El virus de la polio penetra en el cuerpo humano por la nariz o la boca, alcanzado el intestino, donde se replica activamente en un corto periodo de tiempo. En unos pocos días, los individuos infectados o se muestran asintomáticos o experimentan síntomas parecidos a los de una gripe, como dolor de cabeza, náuseas, vómitos y fiebre. Desde este momento, tanto en un caso como en otro, se convierten en individuos transmisores de la enfermedad. La transmisión se produce a través del contacto con heces o microgotas que, transportadas por el aire, contaminan agua o alimentos. El virus penetra en la corriente sanguínea y el individuo infectado genera anticuerpos contra él. Sólo un 10% de estos individuos muestra síntomas y tan sólo un 1% desarrollan la forma paralítica de la enfermedad.
- Una de estas formas consistía en tomar con una aguja pus y fluidos de una pústula que se depositaban, mediante un pinchazo, bajo la piel de la persona a inmunizar.
- Un segundo método se basaba en tomar trozos de las pústulas, secarlos y molerlos hasta obtener un polvo que era inhalado por el individuo.
- El tercer método implicaba tomar una pequeña cantidad de este polvo con una aguja e introducirlo directamente en las venas de los individuos.
Este último método fue el que, tras ser observado por la esposa del embajador británico en Turquía Lady Mary Wortley Montagu, llegó hasta el mundo occidental a comienzos de 1700, si bien con escaso éxito. Un médico inglés, Edward Jenner, se dedicó a estudiar el proceso de inmunización frente a esta enfermedad, llegando incluso a llevar a cabo en 1796 el famoso experimento de infección intencionada de un ser humano previamente inmunizado; hecho que hoy día sería tachado de falta de ética por la comunidad científica actual.
El proceso de vacunación ideado por Jenner ha progresado tanto desde entonces y se ha extendido de modo tan creciente su uso, que ha traído como resultado un descenso marcado en la morbilidad de muchas enfermedades. Tanto que la viruela ha sido declarada por la OMS como enfermedad erradicada. El virus de la viruela sólo se puede localizar ahora en los congeladores de los laboratorios altamente especializados de la CDC (Centro para el Control de Enfermedades) de Atlanta, del Instituto de Preparaciones Virales de Moscú y del Laboratorio de Virología de Londres.
¿Cómo se consigue la erradicación de una enfermedad por medio de la vacunación? La efectividad de las vacunas en la prevención de las enfermedades no se produce sólo a nivel individual, sino también al nivel poblacional. Para que una enfermedad se disemine en una comunidad son necesarios individuos infectados e individuos susceptibles. La inmunidad a nivel poblacional busca conseguir un descenso en el número de los individuos susceptibles. Cuando el número de estos individuos baja lo suficiente, la enfermedad desaparece de dicha comunidad porque no hay hospedadores susceptibles para mantener el ciclo de infección. Cuanto mayor es el número de individuos vacunados, más rápidamente decrece la incidencia de una enfermedad. Pero su erradicación sólo se puede conseguir si el organismo causante de la misma sólo afecta a los humanos y no dispone de otros huéspedes posibles; si su material genético es lo suficientemente estable; y si la vacuna que se emplea es de fácil obtención y de bajo coste. Como se ha indicado, de esta forma se ha conseguido la erradicación de la viruela. Pero, ¿cuál será la siguiente enfermedad en seguir el camino de la viruela?
Parece ser que otra enfermedad vírica, la poliomielitis, puede ser la siguiente en la lista de enfermedades erradicadas del planeta. Ya prácticamente se la puede catalogar así en el mundo industrializado, pero no ocurre lo mismo en los países del tercer mundo con pésimas condiciones higiénico-sanitarias. El virus de la polio penetra en el cuerpo humano por la nariz o la boca, alcanzado el intestino, donde se replica activamente en un corto periodo de tiempo. En unos pocos días, los individuos infectados o se muestran asintomáticos o experimentan síntomas parecidos a los de una gripe, como dolor de cabeza, náuseas, vómitos y fiebre. Desde este momento, tanto en un caso como en otro, se convierten en individuos transmisores de la enfermedad. La transmisión se produce a través del contacto con heces o microgotas que, transportadas por el aire, contaminan agua o alimentos. El virus penetra en la corriente sanguínea y el individuo infectado genera anticuerpos contra él. Sólo un 10% de estos individuos muestra síntomas y tan sólo un 1% desarrollan la forma paralítica de la enfermedad.
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