porque la otan permitió la reincorporación de Alemania al orden internacional recien en 1954 y que pais puso más separos en ese proceso
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El ingreso en la OTAN de Alemania Occidental hace cincuenta a�os, el 6 de mayo de 1955, se produjo dentro de un contexto caracterizado por el conflicto Este-Oeste y el proyecto de integraci�n europea. La segunda ronda de ampliaci�n de la Alianza, que convirti� a la Rep�blica Federal Alemana en su decimoquinto miembro, constituy� un avance importante en la rehabilitaci�n del pa�s tras el final de la guerra, y allan� el camino para que pudiera desempe�ar un importante papel en la defensa de Europa Occidental durante la guerra fr�a.
Tanto la OTAN como la Rep�blica Federal Alemana nacieron el mismo a�o, 1949. En el mes de abril se firm� el Tratado de Washington, un t�pico acuerdo de alianza en el que los 12 Aliados se compromet�an a adoptar las medidas adecuadas en el caso de que cualquiera de ellos fuera atacado por un enemigo externo. Por aquel entonces la Alianza carec�a de estructura pol�tica, mando conjunto o fuerzas militares preasignadas a su defensa. La misma Organizaci�n del Tratado del Atl�ntico Norte, que es la estructura que sostiene el Tratado, no vio la luz hasta que estall� la guerra de Corea en junio de 1950, cuando la posibilidad de un ataque sovi�tico en Europa Central parec�a inminente.
Al igual de la OTAN, la Rep�blica Federal fue hija de la guerra fr�a. La fundaci�n de dos Estados en suelo alem�n vino motivada por la incapacidad de las cuatro potencias (Francia, Uni�n Sovi�tica, Reino Unido y Estados Unidos) de administrar Alemania de forma conjunta tal y como hab�an acordado durante la Conferencia de Potsdam en 1945. El bloqueo de Berl�n entre 1948 y 1949 represent� tan solo un anticipo del conflicto que se avecinaba y la guerra de Corea confirm� los puntos de vista m�s pesimistas en lo relativo a las intenciones sovi�ticas.
En 1949 cualquier reflexi�n en voz alta sobre un hipot�tico ingreso de Alemania en la OTAN pod�a provocar un conjunto de reacciones negativas de tal magnitud que hubiese resultado contraproducente. Sin embargo, tanto en Washington como Bonn era una cuesti�n a considerar. Estados Unidos quer�a utilizar el potencial humano de Alemania para reforzar la reducida presencia militar que hab�a dejado en ese pa�s como fuerza ocupante tras la retirada y desmovilizaci�n del grueso de las fuerzas de tiempos de guerra. Pero incluso las t�midas sugerencias estadounidenses de plantear la posibilidad de una contribuci�n militar alemana se toparon con una fuerte resistencia francesa. Cuando todav�a no hab�an transcurrido cinco a�os desde el final de la Segunda Guerra Mundial, nadie en Francia pod�a concebir un rearme alem�n.
En Bonn el Canciller Konrad Adenauer no se hac�a ilusiones sobre las intenciones agresivas del comunismo sovi�tico y la magnitud de su amenaza militar. Era consciente de que las m�s de 30 divisiones que los sovi�ticos ten�an desplegadas tras el Tel�n de Acero superaban a los ej�rcitos occidentales tanto en personal como en equipamientos. Por eso inst� a las potencias ocupantes a aumentar sus fuerzas y ampliar su garant�a de seguridad de modo que incluyese a la Rep�blica Federal, y pidi� a sus consejeros militares que desarrollaran varios posibles conceptos para una defensa alemana, como la potenciaci�n de las fuerzas de polic�a o la creaci�n de unidades militares alemanas integradas dentro de un ej�rcito europeo. Aunque las tres potencias occidentales estuvieron de acuerdo con el an�lisis de Adenauer sobre la amenaza sovi�tica y eran conscientes de la necesidad de unas fuerzas armadas alemanas, no se atrevieron a manifestarlo en p�blico.