¿Porque comenzó la ruina de las economías regionales?
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Santiago del Estero y el NOA: Antecedentes históricos
La historia de América Latina es la historia de la destrucción de sus recursos naturales. Desde la conquista y colonización hasta nuestros días fue la región de las venas abiertas al decir de E. Galeano.
Santiago del Estero, la vieja ciudad del Barco, no escapó a este destino trágico. Su historia es la crónica de un largo proceso de empobrecimiento. De madre de ciudades, la provincia más antigua y de donde salieron las principales expediciones fundadores de la mayoría de las ciudades más importantes del país, hoy es una provincia estancada, destruida y con uno de los mayores índices de pobreza.
Más aún no sólo perdió su peso económico y político, sino que también fue descapitalizándose humanamente, producido por la erosión inmigratoria hacia las zonas industrializadas del país, donde viven cerca de la mitad de sus hijos.
El Noroeste, el Centro, Cuyo y el Litoral constituyeron las regiones que integraron la realidad económica y social vigente en el actual territorio argentino durante los siglos XVI hasta fines del siglo XVIII. No había una economía nacional por la inexistencia de un mercado con un intercambio considerable de capitales, mano de obra y mercancías entre las distintas regiones. Existía un marcado equilibrio entre estas "economías regionales de subsistencia" como las denomina Aldo Ferrer, en la primera etapa de iniciación de la actividad económica en nuestro territorio. (1)
Entre estas regiones, la del Noroeste abarcaba a las actuales provincias de Salta, Jujuy, Santiago del Estero, Catamarca y Tucumán y fue durante toda la época colonial la de mayor importancia relativa dentro del territorio argentino, debido fundamentalmente a su cercanía al centro minero de Potosí. La población de la región representaba el 40% del total y tenía la mayor producción, teniendo en cuenta la especialización en el rubro textil.
La llamada "ropa del Tucumán", elaborada del algodón cultivado en las provincias norteñas, sobretodo en Santiago del Estero, fue artículo de alto valor comercial y también motivo de lucro y explotación de la mano de obra indígena y fue exportada a Potosí y al Virreinato del Perú donde se necesitaba ropa de trabajo para la numerosa población minera.
El algodón fue el oro y la plata que carecía la región y fue utilizado en un comienzo para el hilado de la ropa, para luego convertirse en un excelente factor de comercio y de intercambio, muy solicitado por la población, usándolo como moneda. Hasta el salario del gobernador se pagaba de esta forma.
Los tejidos de algodón del Noroeste fueron los productos de intercambio comercial que dieron origen al comercio internacional argentino. El obispo Victoria, inauguró el intercambio comercial con el extranjero al enviar estos productos, por el puerto de Buenos Aires vía Brasil, un 2 de septiembre de 1587, fecha instituida por ese motivo como el Ida de la Industria Nacional.
La región del Noroeste gozaba de relativa prosperidad y buscaba su evolución, al igual que todo el interior, hacia formas artesanales de producción vinculadas al mercado interregional.
El litoral fue durante la Colonia el área más atrasada y menos poblada del territorio argentino. A mediados del siglo XVIII su población ascendía a sólo 50. 000 habitantes que vivían en una área marginada dentro del orden colonial.
Recordemos que Buenos Aires estaba con su puerto cerrado por disposiciones virreinales gracias a las cuales se había logrado proteger a las industrias del interior contra los productos ingleses competitivos. De allí que estas florecieran convirtiéndose en el principal fundamento económico del interior argentino.
Pero la derrota sufrida por la tendencia revolucionaria morenista y el pase del control gubernativo a manos del grupo comercial porteño abrieron el puerto de Buenos Aires a un librecambismo que enriqueció a la "pandilla del Barranco", nombre por el que se conocía a las clases comerciales del puerto de Buenos Aires hábiles para todo tipo de contrabando. Por el contrario esta política aperturista iba a empobrecer al interior del país.
Y entonces, diezmadas por las guerras de la independencia donde lucharon sus hijos con valor, arruinadas por las mercaderías europeas que destruyeron sus artesanías, usurpadas sus rentas por Buenos Aires, las provincias argentinas se hicieron pobres.
La historia de América Latina es la historia de la destrucción de sus recursos naturales. Desde la conquista y colonización hasta nuestros días fue la región de las venas abiertas al decir de E. Galeano.
Santiago del Estero, la vieja ciudad del Barco, no escapó a este destino trágico. Su historia es la crónica de un largo proceso de empobrecimiento. De madre de ciudades, la provincia más antigua y de donde salieron las principales expediciones fundadores de la mayoría de las ciudades más importantes del país, hoy es una provincia estancada, destruida y con uno de los mayores índices de pobreza.
Más aún no sólo perdió su peso económico y político, sino que también fue descapitalizándose humanamente, producido por la erosión inmigratoria hacia las zonas industrializadas del país, donde viven cerca de la mitad de sus hijos.
El Noroeste, el Centro, Cuyo y el Litoral constituyeron las regiones que integraron la realidad económica y social vigente en el actual territorio argentino durante los siglos XVI hasta fines del siglo XVIII. No había una economía nacional por la inexistencia de un mercado con un intercambio considerable de capitales, mano de obra y mercancías entre las distintas regiones. Existía un marcado equilibrio entre estas "economías regionales de subsistencia" como las denomina Aldo Ferrer, en la primera etapa de iniciación de la actividad económica en nuestro territorio. (1)
Entre estas regiones, la del Noroeste abarcaba a las actuales provincias de Salta, Jujuy, Santiago del Estero, Catamarca y Tucumán y fue durante toda la época colonial la de mayor importancia relativa dentro del territorio argentino, debido fundamentalmente a su cercanía al centro minero de Potosí. La población de la región representaba el 40% del total y tenía la mayor producción, teniendo en cuenta la especialización en el rubro textil.
La llamada "ropa del Tucumán", elaborada del algodón cultivado en las provincias norteñas, sobretodo en Santiago del Estero, fue artículo de alto valor comercial y también motivo de lucro y explotación de la mano de obra indígena y fue exportada a Potosí y al Virreinato del Perú donde se necesitaba ropa de trabajo para la numerosa población minera.
El algodón fue el oro y la plata que carecía la región y fue utilizado en un comienzo para el hilado de la ropa, para luego convertirse en un excelente factor de comercio y de intercambio, muy solicitado por la población, usándolo como moneda. Hasta el salario del gobernador se pagaba de esta forma.
Los tejidos de algodón del Noroeste fueron los productos de intercambio comercial que dieron origen al comercio internacional argentino. El obispo Victoria, inauguró el intercambio comercial con el extranjero al enviar estos productos, por el puerto de Buenos Aires vía Brasil, un 2 de septiembre de 1587, fecha instituida por ese motivo como el Ida de la Industria Nacional.
La región del Noroeste gozaba de relativa prosperidad y buscaba su evolución, al igual que todo el interior, hacia formas artesanales de producción vinculadas al mercado interregional.
El litoral fue durante la Colonia el área más atrasada y menos poblada del territorio argentino. A mediados del siglo XVIII su población ascendía a sólo 50. 000 habitantes que vivían en una área marginada dentro del orden colonial.
Recordemos que Buenos Aires estaba con su puerto cerrado por disposiciones virreinales gracias a las cuales se había logrado proteger a las industrias del interior contra los productos ingleses competitivos. De allí que estas florecieran convirtiéndose en el principal fundamento económico del interior argentino.
Pero la derrota sufrida por la tendencia revolucionaria morenista y el pase del control gubernativo a manos del grupo comercial porteño abrieron el puerto de Buenos Aires a un librecambismo que enriqueció a la "pandilla del Barranco", nombre por el que se conocía a las clases comerciales del puerto de Buenos Aires hábiles para todo tipo de contrabando. Por el contrario esta política aperturista iba a empobrecer al interior del país.
Y entonces, diezmadas por las guerras de la independencia donde lucharon sus hijos con valor, arruinadas por las mercaderías europeas que destruyeron sus artesanías, usurpadas sus rentas por Buenos Aires, las provincias argentinas se hicieron pobres.
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