• ¿Por qué existen sectores sociales que tienen un índice de vida y de desarrollo mucho mayor en comparación a otros?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
1. Implicaciones de ciertas características demográficas sobre la capacidad de desarrollo y crecimiento económico
En el régimen demográfico antiguo, la muerte era un fenómeno habitual que impedía que un tercio de los nacidos alcanzara la edad adulta. La falta de higiene, la escasez de alimentos en los años de mala cosecha o el desconocimiento de las causas y del tratamiento de las distintas enfermedades hacía que cada año falleciese entre 3 y 4% de la población. Para compensar esa elevada mortalidad, la fecundidad también presentaba un valor muy alto, en torno a los seis hijos por mujer.
Las condiciones de vida comenzaron a cambiar a partir de las revoluciones agrícola e industrial que tuvieron lugar en Inglaterra durante los siglos XVII y XVIII (Notestein, 1945: 39). Las mejoras en la higiene y en la nutrición evitaron un buen número de fallecimientos, sobre todo entre la población más joven. El posterior desarrollo de la medicina y la difusión por toda la sociedad de los distintos avances y de los nuevos hábitos más saludables reforzó esa tendencia. En un principio, el comportamiento reproductivo de la población tardó en adaptarse a las nuevas condiciones de menor mortalidad, pero, tras unas décadas de retraso, la tasa de natalidad también comenzó a reducirse (Vallin, 1995: 69).
Estos cambios, que se iniciaron en Inglaterra, se fueron extendiendo al resto de poblaciones, aunque con diferencias notables en los calendarios e intensidades. Así, cuando Notestein (1945) describe la teoría de la transición demográfica, ya esbozada por Thompson (1929), divide a los distintos países en tres estadios sucesivos que conducen desde el régimen demográfico antiguo (en el que las tasas de mortalidad y de natalidad son altas, en torno a 40%) al régimen demográfico moderno (en el que ambas tasas tienden a igualarse en niveles bajos, alrededor de 10%). En el último de esos tres estadios, cuando la mayor parte de la población sobrevive hasta edades avanzadas y la fecundidad se iguala o incluso cae bajo el nivel de reemplazo generacional, la estructura de edades de la población se comienza a transformar. Las nuevas cohortes presentan un tamaño semejante al de sus progenitoras y apenas pierden miembros con el transcurso del tiempo debido a que la mortalidad es muy reducida. La baja natalidad hace que la pirámide se estreche por la base y la escasa incidencia de la mortalidad, que apenas actúa hasta la vejez (Fries, 1980), provoca su ensanchamiento en la cima (figura I), ya que cada vez sobrevive más gente durante mayor tiempo. De este modo, primero se reduce el porcentaje de jóvenes y aumenta el tamaño relativo de la población en edad de trabajar, y luego, también, se incrementa el porcentaje de ancianos dada la mayor capacidad de supervivencia.