Piensa y explica
Qué quiere decir que el posmodernismo y los medios de comunicación masivos y el mercado Son fuente de "verdad"
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Quizás el debate central, desde el punto de vista teórico-p;filosófico, ha girado en torno a Habermas y el denominado "posestructuralismo" frances. O más precisamente a los ataques de Habermas a los "jóvenes conservadores" y la respuesta, que desde ese campo, ha dado Lyotard. No ingresaremos aquí en los pormenores de dicho debate, pero sí retomaremos algunos elementos de lo que ha dado cuenta Huyssen en "Guia de la posmodernidad", y que permite, por un lado, ubicarnos en esta problemática, y por otro, entrar a una de las cuestiones por las cuales se puede hablar de una cultura posmoderna: la del papel de los medios de comunicación en una cultura contemporánea fuertemente estetizada.
Habermas sostiene que existe un clima generalizado de crítica a la cultura moderna, y que la desilusión por el fracaso de los programas que abogaban por la negación del arte y la filosofía, se han convertido en un pretexto para posiciones conservadoras. Para este autor, la posmodernidad, en realidad, se presenta como anti-p;modernidad. En este sentido, Habermas arremete contra el antimodernismo de los "jóvenes conservadores", luego de distinguirlo del "premodernismo de los viejos conservadores" y del "posmodernismo de las neoconservadores".
En relación a los "jóvenes conservadores", (línea que, según el frankfurtiano, esta integrada por franceses que van desde George Bataille hasta Derrida, pasando por M. Foucault) Habermas sostiene que estos recuperan la experiencia básica de la modernidad estética, "reclaman como propias las revelaciones de una subjetividad descentrada, emancipada de los imperativos del trabajo y al utilidad, y con esta experiencia dan un paso fuera del mundo moderno. Sobre la base de actitudes modernistas, justifican un irreconciliable antimodernismo. Colocan en la esfera de lo lejano y lo arcaico a las potencias espontáneas de la imaginación, la experiencia de sí, y la emoción. De manera maniquea, contraponen a la razón instrumental un principio sólo accesible a través de la evocación, sea éste la voluntad del poder, el ser o la fuerza dionisíaca de lo poético".(2)
Habermas se lamenta del ambiente anti-ilustración que se ha generalizado a partir de la segunda posguerra. Via Nietzche, según plantea Habermas, el pensamiento posmoderno se halla inundado de un rechazo de las ideas de universalidad, racionalidad, verdad y progreso propio de la modernidad, lo que convierte al "pos" en un "anti" modernismo.
Si la razón iluminista se transformó en instrumental, esto no quita que se deba abandonar su potencial emancipatorio. Esta es la idea de Habermas y por la cual ataca, como dice Huyssen, "especialmente a quienes están en condiciones de confundir razón y dominación, en la confianza de que al abandonar la razón nos liberaremos de la dominación. Todo el proyecto habermaniano de una teoría social crítica se mueve en torno a la defensa de una modernidad ilustrada, que no es idéntica al modernismo estético de la crítica y la historia del arte"(3). Para Huyssen la noción de Habermas de modernidad está purificada de los impulsos anarquistas y nihilista de las vanguardias estéticas, y aquí aparece una de las manifestaciones de la confución desde donde interpretar la propia modernidad. Para los franceses, la modernidad es fundamentalmente una cuestión estética vinculadas a las vanguardias y sus producciones destructora del lenguaje y otras formas de representación. En cambio, para el filósofo alemán, la modernidad se remonta al proyecto emancipatorio de la ilustración, que él trata de rescatar.
La visión de los franceses es limitada al considerar a la razón iluminista la responsable de todos los males del siglo XX, y no ver que las vanguardias artísticas también se alimentaron de principios de la filosofía de la ilustración. Pero al mismo tiempo, como señala Huyssen, "la caracterización de Habermas de la visión posnietzchana de la modernidad como solo antimodernidad, o lo que es lo mismo, posmoderna, implica un juicio demasiado estrecho sobre la modernidad, por lo menos en lo que concierne a la estética"(4)