Participación de la sociedad civil como reacción al terremoto de 1985 politica
Respuestas a la pregunta
Sismo de 1985 y la sociedad civil
- La tragedia provocada por el sismo en la Ciudad de México (1985), generó un sentimiento de solidaridad y heroísmo.
- Las personas se preocuparon unas por otras y la población se empezó a organizar entorno a distintos temas de coyuntura, a tal punto que, el sismo representó un "temblor político".
- La participación de la sociedad civil como reacción al terremoto de 1985 fue aumentando, el impacto social escaló mientras la incapacidad del gobierno federal para enfrentar la tragedia era más evidente.
- Hubo una emergencia humanitaria, caos, la falta de organización y una respuesta tardía del gobierno.
- Se realizaron varias manifestaciones solidarias de los capitalinos por un cambio social.
- Buscaban reclamar sus derechos
Surgieron grupos sociales como:
- "Sindicato de costureras 19 de septiembre".
- También, organizaciones como Coordinadora Unica de Damnificados (CUD) y asambleas de barrios.
El Terremoto ocurrió el 19 de septiembre de 1985, con impacto en Ciudad de México y ocho entidades más: Guerrero, Michoacán, Chiapas, Jalisco, México, Oaxaca, Puebla y Veracruz.
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el surgimiento de la idea de sociedad civil en la esfera pública mexicana después de los sismos de 1985, así como su popularización y los cambios de sus significados en las siguientes décadas. Mediante el análisis de textos periodísticos producidos en torno a los sismos, el texto argumenta que la sociedad civil sustituyó al pueblo como la colectividad nacional legítima en el contexto de la transición al neoliberalismo. De ser el símbolo de la colectividad nacional, el pueblo fue resignificado como un actor colectivo caduco: la antítesis, así como el antecedente temporal, de la sociedad civil.
El jueves 19 y el viernes 20 de septiembre de 1985, la Ciudad de México fue sacudida por dos intensos temblores que causaron una enorme devastación material y muerte, especialmente en la zona central. Miles de edificios gubernamentales, hoteles, hospitales, escuelas y viviendas se derrumbaron en unos cuantos segundos. En los días que siguieron a la catástrofe, un número importante de la población capitalina respondió con un despliegue masivo de ayuda y se sumó voluntariamente a los trabajos de rescate y de apoyo a las víctimas: desde brigadas que removían escombros, proporcionaban asistencia médica o dirigían el tránsito vehicular, hasta grupos de acopio de víveres, ropa y medicinas para los damnificados. Estas movilizaciones, representadas en la prensa como espontáneas e independientes de los aparatos gubernamentales, entraron en la narrativa histórica de la Ciudad de México como "el despertar de la sociedad civil" y, por ello, como un evento crucial —incluso como un parteaguas— en el proceso de democratización no sólo de la ciudad, sino de todo el país (Tavera-Fenollosa, 1998, 1999).