Nuestra vida cotidiana requiere de un pensamiento filosófico, ya que sin él...
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Respuesta:
Ésta es una reflexión original de tipo filosófico en torno a la relevancia de la vida cotidiana como marco de referencia legítimo en la búsqueda del sentido de la vida, planteamiento que se diferencia de los modelos de vida que proponen la consecución de una vida feliz —de una vida plena— en otros órdenes prioritarios de la existencia humana como pueden ser la búsqueda de la fama, la riqueza, el poder y el placer.
Esta tesis implica el retorno a lo sencillo, a lo de todos los días, a las realidades primarias por las que discurre nuestra propia vida que —quiérase o no— forman parte de la identidad constitutiva del ser humano y no sólo de la identidad moderna, como sostiene el gran filósofo canadiense Charles Taylor.
Palabras clave: vida cotidiana, marco de referencia, sentido de la vida, plenificación.
Abstract
This is an original philosophical refection about the relevance of ordinary life as a legitimate frame of reference in the search for the meaning of life, a statement different from the ways of life that suggest that the reaching of a happy life —a fulfilled life— depends on other orders of human existence such as the acquisition of fame, wealth, power and pleasure.
This thesis implies the return to simplicity, to the everyday common things, to primary realities in which our own lives passes —whether we accept it or not— are part of the constitutive identity of the human being and not only of the modern identity, as suggested by the infuential Canadian philosopher Charles Taylor.
Key words: ordinary life, frame of reference, meaning of life, fulfillment.
Introducción
Hablar de la vida cotidiana desde la filosofía parecería un asunto trivial, escurridizo, sin–sentido, propio —quizá— para discutir en una charla de café que constituye una imagen típica de la vida ordinaria, de la vida de cada día y en donde los hombres y mujeres nos vemos involucrados de manera natural porque en esa cotidianidad que fluye, discurre tranquila o azarosamente nuestra propia vida. Eso es lo común para cualquier ser humano, incluidos los hombres de ciencia, los filósofos, los artistas, por lo que planteo la pregunta siguiente: ¿es posible abordar desde la filosofía un problema así?
Particularmente, no encuentro objeción alguna razonable —ni teórica ni práctica— a un planteamiento de este estilo. Sé que por siglos, el tema o problema de la vida cotidiana,1 fue ignorada formalmente como objeto de consideración cultural y —consecuentemente— de reflexión filosófica. Se pensaba —explícita o implícitamente— que una vida así no merecía ser incorporada entre los modelos de vida o marcos de referencia cualitativamente mejores buscados por casi todos los seres humanos, y entre los que se encontraban —ahora también— los de la ética del honor y del poder,2 de la fama y la riqueza,3 del predominio de la razón y de la ciencia,4 etcétera, o —en el mundo cristiano durante siglos— el apartamiento del mundo por motivos casi siempre ascéticos y religiosos. En universos así hablar de la vida ordinaria como queremos hacerlo aquí, carecía —y puede carecer— de sentido.
Casi siempre se ha defendido la realización de cosas extraordinarias para alcanzar el honor, la notoriedad, el brillo, la fama, el poder, que —se piensa— es lo que hace a la gente realmente feliz y le permite tener —en frase de Alejandro Llano— una vida lograda.5
Explicación: