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Respuestas a la pregunta
Respuesta:
"Los estruendos de la erupción del Tambora, la más letal de la historia, se oyeron a 1.400 kilómetros. La cultura tambora desapareció sepultada en ceniza""De pronto, el mundo mira lo que no quiso ver por tanto tiempo. La muerte sirve cuando es súbita, bruta; la muerte lenta no da bien en las fotos"
"En 1976, 16 segundos fatídicos sacudieron la vida de la ciudad china de Tangshan. Las autoridades contabilizaron 242.000 muertos. Quizá fueron el doble"
Explicación:
El mundo se estremece ante la tragedia ocurrida en Haití, pero lo cierto es que más de un millón de terremotos sacuden anualmente el planeta, algunos tan nimios que sólo son registrados por los instrumentos. Cada año se contabilizan entre 50 y 60 volcanes activos, auténticas gargantas profundas al interior de la Tierra. Los grandes desastres naturales, como huracanes, maremotos, erupciones volcánicas, inundaciones y seísmos llevan matando a seres humanos desde tiempos inmemoriales. En los últimos cien años, los terremotos se han llevado la vida de más de un millón de personas, mientras que los desbordamientos de los ríos se han cobrado nueve millones de almas. Los huracanes y ciclones son particularmente letales y matan rápidamente. La energía que pueden desencadenar en un solo día -se han llegado a medir ráfagas que superan los 320 kilómetros por hora- equivale a 500.000 bombas atómicas como la que se arrojó sobre Nagasaki. Las cifras no son sólo estadística; hablan de una relación que los seres humanos venimos estableciendo con los dioses de la destrucción, los cuales deciden cuándo y cómo la desgracia se abatirá sobre nuestras cabezas. Sin embargo, las muertes se concentran en un 95% de los casos en los países del Tercer Mundo. ¿Casualidad? A largo plazo, la perspectiva de este hecho deprimente cobra un giro inesperado cuando se investigan las razones. "Si observas las zonas que son volcánicamente más activas, descubrirás que son las que poseen el suelo más fértil", asegura Leslie Newson, escritora y doctora en Psicología por la Universidad de Exeter en Reino Unido. "Toda esa cantidad de cenizas y lavas que los volcanes escupen a la atmósfera están repletas de nutrientes que regeneran los suelos. Por tanto, no es casualidad que los volcanes activos y los terremotos ocurran en zonas bastante ocupadas. La gente acude allí a cultivar esos magníficos suelos, mantener a su familia, tener hijos, pero se colocan en una situación de riesgo. A largo plazo, el ser humano sale ganando".