necesito Ayuda, tengo que hacer dos mapas conceptuales sobre el "libro filosofía de la religión" capitulo 1 y 2
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Respuesta:
1 En su célebre libro, Diálogos concernientes a la Religión Natural, David Hume hace decir a Cleantes: “Un poquito de filosofía hace a un hombre ateo; mucha más filosofía lo vuelve a convertir a la religión”. Yo soy de la opinión de que, independientemente del uso que el propio Hume hiciera de su dictum, interpretado éste de cierto modo parece transmitir por lo menos dos verdades incuestionables, dos verdades, por así llamarlas, “profundas” y que, debo decirlo, por mi parte considero inatacables. La primera idea que Hume parece haber intuido es que en toda Weltanschauung mínimamente refinada, en toda concepción de la realidad que aspire a ser verdadera y convincente, la religión debe, de algún modo, estar presente. La segunda idea que parece estar implicada por el dictum de Hume es, por consiguiente, que el rechazo de la religión es, las más de las veces, el efecto en la mente (i.e., en nuestro sistema de creencias) de una causalidad intelectual o eidética deficiente. Además, a mi modo de ver, el dictum humeano es no sólo verdadero sino, en un sentido todavía por esclarecer, actual o inclusive, quizá, a-temporal. Nada más fácil, en efecto – y sobre todo en nuestros días, los días de la high tech, las ciencias cognitivas y el neo-liberalismo reformador – que ignorar y ridiculizar (o intentar ridiculizar) la clase de creencias que se caracterizan por ser esencialmente ajenas al espíritu de la época, esto es, el espíritu de la tecnología de punta, del discurso político vacuo, del atomismo social en el que vivimos. Es evidente que las creencias que esta edad tiende a excluir son de lo más variado, pero no cabe duda de que ocupan un lugar prominente en su animadversión las creencias religiosas, como por ejemplo la creencia en Dios, en el perdón y el castigo divinos, en el carácter insondable de los designios de la divinidad, en el orden del cosmos y el triunfo final del Bien. Como era de esperarse, sin embargo, esta trivialización y este desdén generalizado por las creencias y el lenguaje religioso (esto es, creencias y juegos de lenguaje en torno a los cuales durante luengos siglos giró la vida de muchos pueblos) nacen, como monstruos, con una mancha indeleble en la frente: son, casi siempre, el producto de falacias obvias, de generalizaciones precipitadas, de verdades a medias, de partis pris ideológicos adoptados acrítica, dogmática, ciegamente. Más aún, yo diría que si en nuestros tiempos es particularmente fácil ser irreligioso, ello precisamente se debe a que es ésta una edad irreligiosa y una edad irreligiosa tiene que ser, en algún sentido importante, una edad mutilada, carente de algo crucial, decisivo. En verdad, es la nuestra una época que, especialmente en relación con la religión, se rehúsa a comprender. Por lo menos en este sentido, vivimos (y padecemos) una época de irracionalismo desbocado, de nihilismo porque ¿qué otra cosa es ser nihilista sino no creer, haber perdido la fe en Dios, vivir sin Él? Esto, si no me equivoco, fue parte del doloroso mensaje legado a nosotros a finales del siglo antepasado por ese visionario aterrorizado que fue Frederich Nietzsche.
2 Para los efectos de esta sesión, propongo que se acepte que adjetivos como ‘bueno’ y ‘malo’, ‘deseable’ e ‘indeseable’, etc., se aplican en primer término no a cosas, objetos, instituciones y demás, sino a usos de cosas, objetos, instituciones, etc. Así, el deporte, el arte, la ciencia, la lógica, etc., no son esencialmente ni buenos ni malos. Son buenos o malos en función del uso que de ellos se haga.
Explicación:
Saca pedazos de los capitulo y haces los mapas conceptuales..