mitos sobre la violencia contra la mujer
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Los hombres no pueden evitar la violencia, porque es parte de su naturaleza. Falso. La violencia no es parte de la naturaleza masculina, es más, no tiene nada que ver con el género.
La violencia es normal en la relación de pareja. Falso. El conflicto es normal en todas las relaciones humanas; pero la mayoría de personas han aprendido a resolver los conflictos de manera violenta.
Solo las mujeres pobres y sin educación son violentadas por su pareja. Falso. Lamentablemente, la violencia contra la mujer no discrimina edad, nivel educativo ni socio económico, ya que está presente en los diferentes estratos sociales.
A las mujeres les gusta el maltrato, de lo contrario ya hubieran abandonado a la pareja. Falso. No es que les guste mantenerse en una relación así. Estar inmersa en una situación de violencia responde a un problema más complejo pues vivir esta realidad afecta varios aspectos de la vida.
La violencia termina cuando la mujer queda embarazada. Falso. Un hijo no cambia al agresor, al contrario, puede agravarse esta situación porque la dependencia y manipulación puede ser más fuerte, no solo sobre ella sino también sobre su hijo.
Los hombres son violentos, porque fueron maltratados en su niñez o adolescencia. Falso. La violencia es parte de un problema complejo, que puede darse cuando se ha vivido en un entorno familiar de violencia observando el maltrato del padre hacia la madre, sufrió maltratos o, bullying, por no saber manejar emociones ni expresarlas.
La violencia es un problema de pareja y nadie debe intervenir. Falso. La violencia es un problema social, porque afecta a un ser humano: la mujer, y no se puede ignorar. También porque afecta a la familia, a los hijos, por lo tanto, no se puede catalogar como un problema privado.
El hombre violento puede cambiar por sí solo. Falso. Si realmente quiere cambiar, puede hacerlo; pero con la ayuda de especialistas que lo puedan ayudar en este proceso, siempre y cuando exista una verdadera motivación, compromiso, y constancia en asistir a las terapias.