investigación científica que netamente sea positiva
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Cientificismo positivista y ciencia positiva hoy
Autor: Carlos A. Marmelada
Publicado en: Conferencia pronunciada en las Jornadas Humanistas
El Grado (Huesca).
Fecha de publicación: 23 de agosto de 2002
Indice
Introducción
El cientificismo. Definición
Orígenes y desarrollo del cientificismo
Un ejemplo práctico de cientificismo en la ciencia positiva
Conclusión
Notas
Introducción
Desde el siglo XVII las ciencias experimentales de la Naturaleza han ido gozando progresivamente de una reputación y una aceptación popular que no ha dejado de crecer hasta nuestros días.
¿De dónde le viene la fuerza a ese triunfo popular que ha logrado la ciencia experimental? Su enorme éxito procede, sin duda, de los logros conseguidos a la hora de dominar y transformar la Naturaleza, a través de su aplicación práctica, labor de la que se encarga la técnica, acomodándola al hombre.
Este gran éxito, ya perceptible en el siglo XVII, dio lugar bien pronto al surgimiento del mito del progreso indefinido de la ciencia, incondicionalmente propugnado por el racionalismo ilustrado del siglo XVIII. El siglo XIX vio como algunos intelectuales alzaban la ciencia hasta el endiosamiento, al proponerla como la única modalidad válida de conocimiento objetivo. La omnipotencia cognoscitiva de la ciencia lleva a la negación de otras modalidades del conocimiento humano, concretamente la filosofía y la teología.
Dos guerras mundiales en el siglo XX y la introducción de la humanidad en la era nuclear, representando por primera vez la posibilidad de que el ser humano acabe con su propia existencia como especie de una forma fulminante, han hecho comprender la necesidad de un uso ético de la ciencia. Dicho de otro modo: no todo lo que es susceptible de ser realizado técnicamente es moralmente bueno para el ser humano. Por otra parte, un desarrollo tecnológico inmoderado comporta unos índices de contaminación y degradación medioambiental que resulta difícil de imaginar que pueda ser sostenible de un modo indefinido. De ahí que uno de los logros de finales del siglo XX haya sido el auge de una sensibilidad ecológica que defienda un crecimiento sostenido del progreso tecnológico y del bienestar de las sociedades humanas.