Investiga la historia de dos Santos peruanos de la época virreinal y haz un pequeño resumen
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Respuesta:
(1) Isabel Flores de Oliva se convirtió en santa Rosa de Lima el 12 de abril de 1671, más de 50 años después de su muerte a los 31 años de edad, y desde entonces cada 30 de agosto los fieles acuden a su santuario en el Centro Histórico para pedir que les cumpla un deseo.
Explicación:
sus padres fueron Gaspar Flores, un arcabucero de la guardia virreinal, natural de Puerto Rico, y la limeña María de Oliva y Herrera.
El apelativo de Rosa se lo ganó de bebé, cuando su madre vio sus mejillas, estando en la cuna, del mismo color de las rosas.
Fue una laica consagrada a Dios y al prójimo, dado que vivió dedicada a servir a los necesitados y ofreció sus propios sacrificios personales en una pequeña celda construida en su hogar.
"Ella se sacrificaba con continuas penitencias, pero es un ofrecimiento de su dolor por la salvación de los pecadores, por los moribundos de Lima", explicó a "Efe" el historiador Rafael Sánchez-Concha.
Santa Rosa "es un ejemplo de mujer que se sacrifica por su sociedad, porque se ocupaba de los pobres, de enseñarles a las niñas los rudimentos de la fe", agregó el experto.enu
Andina
Las historias de los cinco santos peruanos que venera el Papa Francisco
Atraen el fervor en Perú desde los tiempos del virreinato
Las historias de los cinco santos peruanos que venera el Papa Francisco. Foto: Internet/Medios.
Las historias de los cinco santos peruanos que venera el Papa Francisco. Foto: Internet/Medios.
10:41 | Lima, ene. 21.
El Papa Francisco visitará las reliquias de cinco santos elevados a los altares en Perú, entre ellos santa Rosa de Lima y san Martín de Porres, como reconocimiento al fervor que han inspirado desde hace más de 300 años en territorio peruano.
Santa Rosa de Lima
Isabel Flores de Oliva se convirtió en santa Rosa de Lima el 12 de abril de 1671, más de 50 años después de su muerte a los 31 años de edad, y desde entonces cada 30 de agosto los fieles acuden a su santuario en el Centro Histórico para pedir que les cumpla un deseo.
La santa nació en Lima en 1586 y sus padres fueron Gaspar Flores, un arcabucero de la guardia virreinal, natural de Puerto Rico, y la limeña María de Oliva y Herrera.
El apelativo de Rosa se lo ganó de bebé, cuando su madre vio sus mejillas, estando en la cuna, del mismo color de las rosas.
Fue una laica consagrada a Dios y al prójimo, dado que vivió dedicada a servir a los necesitados y ofreció sus propios sacrificios personales en una pequeña celda construida en su hogar.
"Ella se sacrificaba con continuas penitencias, pero es un ofrecimiento de su dolor por la salvación de los pecadores, por los moribundos de Lima", explicó a "Efe" el historiador Rafael Sánchez-Concha.
Santa Rosa "es un ejemplo de mujer que se sacrifica por su sociedad, porque se ocupaba de los pobres, de enseñarles a las niñas los rudimentos de la fe", agregó el experto.
Además, se cuenta que la santa había advertido de un gran terremoto y maremoto que destruirían Lima, razón por la cual tenía por símbolo a un ancla con la ciudad capital, lo que representa "la esperanza de la salvación", indicó Sánchez-Concha.
Rosa recibió el sacramento de la confirmación en 1597 del arzobispo Toribio de Mogrovejo, en el distrito de Quives, en la sierra de Lima; al igual que lo hizo San Martín de.
(2) Santo Toribio de Mogrovejo
Nació en 1538 en España, donde estudió leyes antes de ser ordenado diácono, sacerdote y consagrado obispo en una misma ceremonia en la catedral de Sevilla, para ser enviado a Lima como arzobispo por el rey Felipe II.
"Era un hombre muy culto, un hombre recio y duro, temido por los curas párrocos", contó el también catedrático a raíz de la labor de inquisidor que antecedió a Toribio de Mogrovejo.
Una vez en Perú, santo Toribio estuvo a cargo de organizar la Iglesia católica en el entonces virreinato con la aplicación del concilio de Trento, sobre la renovación del catolicismo, y organizó el Tercer Concilio Limense, que produjo los catecismos en los idiomas nativos de quechua y aimara en 1582.
En una sociedad virreinal, explicó Sánchez-Concha, "los santos brillan porque son los ejemplos de salvación", son los referentes de una persona que se ha salvado.
Toribio de Mogrovejo viajó por toda su diócesis supervisando que se cumplan las normas y se respete su jurisdicción. Murió en Zaña, en el norte de Perú, en 1606.