ideas principales de la expedición científica de la guerra en españa 1863
1866
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Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Hacia 1863, España aún no había reconocido la independencia de Perú; en los primeros años, a consecuencia de la terquedad de Fernando VII, y más tarde debido a la despreocupación peruana. Las continuas conspiraciones y revueltas, y los conflictos con Chile, Bolivia y Ecuador, no habrán dejado tiempo a los efímeros gobiernos de Lima para preocuparse seriamente del reconocimiento de su independencia.
Chile, en un corto período, gracias al orden, prosperidad y prestigio, había tomado el primer puesto en el concierto de los pueblos hispanoamericanos, lo que había despertado la envidia y mala voluntad de la América española, antipatía que se agudizó con el advenimien- to al poder de don José Joaquín Pérez (1861-1871).
A raíz de un delirio americanista, Chile estaba marítimamente desarmado; el gobierno había limitado la adquisición de buques y material de guerra a un mínimo, empeñado en restaurar la economía y en pos de un desarrollo social. La asamblea legislativa boliviana, en marzo de 1863 había autorizado al Poder Ejecutivo a declarar la guerra a Chile a raíz de una disputa territorial por las guaneras de Mejillones, que Bolivia quería apropiarse. La guerra no estalló debido a las complicaciones que surgieron con España, y que determinarán un cambio de actitud por parte de este país.
En Perú, los caudillos y gobiernos medían con la misma vara a extranjeros y nacionales. A pesar de los despojos y vejaciones que sufrían en las continuas revueltas, algunos extranje- ros hicieran fortuna y otros se comprarían a la sociedad peruana.
En 1862, España resolvió enviar al Pacífico una división naval con instrucciones que le prescribían respetar la independencia de las ex colonias españolas, sea que su reconoci- miento estuviese ya consumado, como era el caso de Chile, o aún pendiente, como eran los de Argentina y Perú, y estrechar relaciones de amistad y comercio con ellas. Pero, al mismo tiempo, la escuadrilla debía proteger la vida y los bienes de los súbditos españoles que vivían en estas repúblicas. Debía emplear, de preferencia, la presión moral; mas, una cláusula le recomendaba a su comandante en jefe, el general don Luis Hernández Pinzón, amenazar con la fuerza si no acababan en el acto las violencias contra sus nacionales.
Más peligrosa era otra de las instrucciones, que decía: "Si por desgracia ocurriese algún acontecimiento grave que no diera lugar a consulta, porque afectare profunda y directamente los intereses de España, sus representantes debieran encontrar en el jefe de las fuerzas navales toda la cooperación enérgica que pudiera prestarles para una inmediata reparación".
La expedición visitó Brasil, Uruguay, Argentina y Chile, en la mayor armonía. En Callao, pese a la amable cortesía con que los marinos españoles fueron tratados por la sociedad y pueblos limeños, y a la corrección de los españoles, se dejó entrever un resquemor entre ellos. A continuación, la Escuadra española se dirigió al norte hasta California, y posterior- mente regresó al sur.
SINTESIS HISTORICA Los sucesos de Talambo
En 1860, don Manuel Salcedo contrató en España a sesenta familias para el cultivo de algodón en su hacienda de Talambo. Debido a incumplimiento de contrato se suscitó un incidente laboral-policial en donde resultaron dos personas muertas y cuatro heridos (agos- to de 1863).
La justicia actuó según instrucciones de Salcedo, y finalmente quedaron encargadas reos las víctimas, en vez de los agresores.
Al regresar la Escuadra de Pinzón, fue impuesta de los hechos con grandes exageraciones; los españoles residentes en Lima y Callao le rogaron que en vista de los peligros que corrían sus bienes y personas, no los desamparase.
El comisarIo Salazar y Mazarredo
A esta altura de los acontecimientos, hace su aparición don Eusebio de Salazar y Mazarredo, quien había conseguido del gobierno español que se le nombrara ministro residente en Bolivia, y no pudiendo acreditársele también en Perú por no estar reconocida la independencia de este país, se le nombró comisario especial.
Salazar tenía una verdadera obsesión por recuperar Gibraltar, pagando a los ingleses "unos quince o veinte millones de duros", que pretenderá conseguir vendiendo el guano de las islas Chincha.
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