Urquía, la guerrera, la cacica, el prototipo de la mujer amazona, promovió la resistencia indígena junto a su esposo, el cacique Guaicaipuro. Contando 17 años aproximadamente Guaicaipuro conoció a Urquía y se prendó de sus ojos, vitalidad y fuerza. A los 20 años Guaicaipuro fue proclamado Cacique, jefe supremo de las tribus teques y caracas, con soberanía sobre araguas, maracayes y cumanagotos. Una vez que asumió tan alta posesión, los sumos sacerdotes seleccionaron las jóvenes más hermosas de la tribu para que él escogiera la que sería su esposa, pero el Cacique rechazó esta proposición porque él ya había escogida a una: Urquía.La princesa se casó con Guaicaipuro y trajo al mundo dos hijos en el pueblo de Suruapay, situado en las inmediaciones Paracotos.El anuncio de la llegada de los españoles, con armas y con violencia, alteró el rumbo de la vida de todos los habitantes de la región. Guaicaipuro en calidad de jefe convocó a todas las comunidades de su circunscripción, quienes respondieron al llamado de inmediato. Entre las delegaciones llegaba Urquía, en un bello palanquín, cargado sobre los hombros de dos indígenas. “Ella no pudo resignarse a permanecer en el bohío de los teques sintiendo pasar las horas, cuando su compañero adorado andaba en fatigas y angustiado por la patria, por ella y por sus hijos”.Desde entonces la princesa combatió junto a su pueblo, se mantuvo a la ofensiva, atacando al enemigo, incentivando la unión de las diferentes tribus y promoviendo la resistencia indígena.Después de la muerte del gran cacique a manos de los españoles en 1568, a Urquía le correspondió el honor de investir a su hijo Baruta como Cacique: “Sean estas tres plumas rojas el símbolo de la sangre de tu padre y de tu pueblo, que ha sido derramada por el invasor que viene a arrebatarnos nuestra tierra. Defiéndelas con honor”.