Es urgente por favor
Explica la importancia de la “diplomacia matrimonial “para la política expansiva de las monarquías europeas.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
A diferencia del vecino reino de Portugal, España careció durante la época de los Reyes Católicos de una política de expansión ultramarina atlántica, a pesar de su ventajosa ubicación geográfica. Ello se debió fundamentalmente al hecho que Fernando de Aragón representaba a un reino que a partir del siglo XIII miraba hacia el mediterráneo occidental y, en especial, hacia el reino de Nápoles, además de las islas Baleares y Cerdeña. El motivo de esta atracción era la riqueza del mundo italiano, su banca y ciudades y el dominio de las rutas comerciales del trigo y las especias.
La expansión del reino de Aragón y Cataluña por el Mediterráneo alcanzó su punto máximo cuando, en 1504, se incorporó Nápoles al territorio aragonés. A raíz de esto, puertos como Barcelona y Valencia se transformaron en prósperos centros de intercambio y grandes constructores de barcos. Esta vocación mediterránea implicó, asimismo, que los fondos de la corona se destinaran a empresas militares que se llevaban a cabo en torno a dicho mar para dominar el territorio italiano y mantener a raya el poderío turco que crecía en África del Norte. Por lo tanto, en la época de los Reyes Católicos no había dinero para costear expediciones exploratorias en el Atlántico. Salvo el control de las islas Canarias, España no se interesó en incursionar por el vasto Océano y dejó el camino abierto a los portugueses.
Orden de batalla en las luchas del siglo XV.
Una vez finalizada la guerra que enfrentó a Castilla con Portugal (1479), la política de los Reyes Católicos tendió a la mantención de buenas relaciones con su vecino. Hubo una serie de uniones matrimoniales y tratados para preservar la paz. Dada la rivalidad entre España y Francia por la posesión de territorios del Rosellón, Italia y Navarra no era conveniente enemistarse con Portugal, pues habría significado tensión en prácticamente todas las fronteras españolas.
Bajo el manto de la Virgen, los navegantes de la época, realizaron las exploraciones.
Un tercer aspecto de la política exterior de los Reyes Católicos tuvo que ver con la expansión americana. Sin embargo, en un principio esta no constituyó una prioridad para los monarcas, preocupados antes que nada de mantener relaciones amistosas con Portugal, reino que hasta entonces encabezaba el proceso de expansión europea. De hecho, entre las cláusulas que contemplaba el tratado de Alcacovas-Toledo, firmado en 1479 entre ambas coronas, figuraba la prohibición de realizar exploraciones al sur de las Islas Canarias por parte de España.
Detalle del mural pintado en el convento de la Rábida que muestra a Colón recién llegado a Portugal.
Ahora bien, los descubrimientos portugueses en África y Asia realizados a partir de la segunda mitad del siglo XV, constituyeron una escuela de aprendizaje en las artes de la navegación para muchos capitanes y hombres de mar. Entre quienes navegaron bajo los auspicios de la Casa de Avis destacaron Cristóbal Colón, Américo Vespucio y Hernando de Magallanes, todos los cuales con el tiempo llegarían a prestar sus servicios a la corona española. ¿Pero qué motivó a los Reyes Católicos a contratar a estos marinos en medio de conflictos bélicos contra los moros y en Italia? La respuesta nos revela la importancia que en determinado momento puede alcanzar un personaje en la historia, pues de no ser por el tesón y la perseverancia de don Cristóbal Colón, difícilmente los españoles se habrían incorporado de la manera que lo hicieron al proceso expansivo y accedido al continente americano.
Cristóbal Colón ante los Reyes Católicos relata su hazaña.
En efecto, tras varios años de tramitación y dos informes de consejeros de los monarcas que rechazaron el proyecto colombino de llegar a la India por el occidente, los Reyes Católicos resolvieron respaldar al navegante genovés. En abril de 1492 firmaron un contrato con Cristóbal Colón, denominado Capitulaciones de Santa Fe, mediante el cual se le otorgaron una serie de concesiones y títulos sobre los territorios que eventualmente se descubriesen. De esta manera, España se involucró en la aventura de la expansión ultramarina; aventura que se inició después del regreso de Colón de su célebre primer viaje y que permitiría emprender la exploración y explotación del "Nuevo Mundo", como fue bautizado el continente americano.
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