Historia, pregunta formulada por stella1956, hace 2 meses

en que consiste el problema metafisico moral y politico

Respuestas a la pregunta

Contestado por sharonbriyihtjimenez
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Respuesta:

Explicación:

En una de las pocas menciones que Hegel hace del Tratado teológico-político, dice que es la obra de un inspirado[1]. La expresión no es accidental, si tenemos en cuenta que la inspiración es también una nota distintiva del pensamiento oriental. Pareciera que esta simple frase podría ofrecernos una puerta para explorar las analogías entre la metafísica y la política en el Spinoza de Hegel. Y su sentido se enriquece aún más cuando observamos que podría emparentarse con la figura más fuerte y, a su vez, criticada del formalismo político: la revolución francesa. La palabra Inspiration que Hegel usa para hablar del TTP tiene el mismo horizonte semántico que el que Hegel le crítica a todas las figuras de la subjetividad que expresa lo absoluto de forma inmediata, ya sea el genio en la estética o el fanático en la política. A su vez, oriente contiene dentro de sí (en el Islam) el elemento del fanatismo, esto es, el “entusiasmo por lo abstracto” (W XII, 431) que, a su vez, es la misma figura que el terror en la Revolución francesa (Ibidem.). Si el spinozismo es oriental, ¿contiene también una pequeña dosis de fanatismo? ¿De qué tipo de inspiración está hablando Hegel? ¿La de un genio romántico, la de un profeta, la de un brahmán, la de un musulmán, la de un jacobino…?

La respuesta a esta pregunta nos conducirá al problema del vínculo entre lo que en la primera parte hemos llamado el formalismo metafísico y lo que aquí intentaremos llamaremos formalismo político. Como veremos, aquel concepto que se encuentra en el centro de las preocupaciones política de Spinoza, la democracia, será una parte fundamental de la crítica hegeliana al formalismo político; figura que el autor alemán ve instanciada tanto en la democracia moderna como en la revolución francesa. La clave de su crítica a la democracia moderna como forma política abstracta estará, sin embargo, en su lectura del contractualismo: es el principio de la voluntad como fuente de toda legitimidad lo que delimita la problemática de la nueva época. El formalismo es, para Hegel, la regla de la modernidad. Si bien suele decirse que la expresión filosófica de esa figura es, para Hegel, la doctrina exotérica del kantismo, no sería extraño que Hegel viese allí una versión del spinozismo; o, por lo menos, que considerase tanto al kantismo como al spinozismo como momentos de este formalismo. Si bien Spinoza es una excepción a la modernidad y Kant es su regla, el propio Hegel de manera muy polémica[2] en una de sus tesis de Habilitación de 1801 en Jena: Materia postulati rationis, quod philosophia critica exhibet, eam ipsam philosophiam destruit, et principium est Spinozismi (W II: 533). El postulado de la razón del kantismo, entonces, supone un principio spinozista. Hegel está diciendo que la filosofía crítica es dogmática, nada más y nada menos. El dogmatismo de Kant es el mismo que el de Spinoza: la postulación de una materia, una cosa en sí, que se da de forma completamente inmediata, esto es, sin mediación del concepto ni de la experiencia. Esto, en materia de filosofía política, tiene sus consecuencias. En lo que sigue intentaremos desarrollar algunas de ellas. Comenzaremos, sin embargo, haciendo una interpretación de la lectura que Hegel hace de Maquiavelo. Este es el punto de partida obligado de nuestra interpretación de Hegel como un autor del realismo político.

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