En 1608, el sacerdote Francisco de Ávila fue invitado por los indígenas de Huarochirí a la fiesta de la Asunción de la Virgen. En el transcurso de la celebración, el sacerdote descubrió que los pobladores festejaban también a Pariacaca, una de las huacas de la región. Ávila retornó a Lima, reportó lo ocurrido y señaló que esta situación era mucho más común de lo que los españoles pensaban, y que, por lo tanto, era necesario emprender una campaña agresiva para destruir las idolatrías. La lectura tiene como objetivo demostrar que _______. A. los ingleses no pudieron imponer su religión a los indígenas B. los españoles aceptaron que los indígenas profesarán a sus dioses C. el cristianismo se expandió fácilmente en el Virreinato D. los indígenas siguieron adorando a sus dioses a pesar del control español E. la importancia de Lima como capital del Virreinato
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
D. los indígenas siguieron adorando a sus dioses a pesar del control español
Explicación:
Respuesta: El manuscrito de Huarochirí (también conocido como Runa Yndio Ñiscap) es un texto escrito en quechua de principios del siglo XVII que describe los mitos y creencias de las culturas que habitaron en la región que pertenece a la provincia de Huarochirí en Lima, Perú.1
Los personajes que se ven descritos en el texto son, principalmente, dioses o wakas (montañas que poseen el espíritu de un dios) como Pariacaca y Huallallo Carhuincho.23
El texto es una reliquia trascendental de la literatura quechua de principios de la Colonia debido a su única y detallada narración de las creencias legendarias de los indígenas descendientes del Imperio Incaico.
El nombre del autor indígena es aún desconocido, pero el relato fue recopilado y transcrito por el presbítero doctrinero Francisco de Ávila quien participó en las campañas de extirpación de idolatrías durante la colonia peruana.4 Por siglos, el manuscrito estuvo olvidado en la Real Biblioteca del Palacio Real de Madrid.1
El etnólogo alemán Hermann Trimborn descubrió el documento en Madrid y lo tradujo al alemán para luego publicarlo en una edición bilingüe en Leipzig en 1939.5 Sin embargo, la mayoría de este fue destruido en la Segunda Guerra Mundial.
En 1967, Antje Kelm colaboró en una reedición extendida y reconstruida.6
Finalmente, en 1966, el escritor y antropólogo peruano José María Arguedas traduce, por primera vez, el texto al español y lo publica en una edición bilingüe (quechua y español).