de que manera facebook , google y otras redes sociales funcionan como medios que anexan,agregan y propagan noticias?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Fake news
La función básica de las noticias falsas (fake news) es tan antigua como el ser humano: se trata de una forma tecnificada del rumor. Ahí surge el primer problema, ya que en las redes sociales como Facebook la presentación es la misma sea cual fuere el origen de la información. Un artículo de The New York Times chequeado por 15 expertos causa la misma impresión que cualquier disparate inventado por adolescentes macedonios. El desarrollo de instant articles (artículos instantáneos) acentúa aún más el fenómeno, ya que estos artículos se suben al servidor de Facebook y –salvo por el logo del medio en cuestión– tienen todos la misma apariencia. Ha nacido una nueva forma de rumor visual y llega camuflada como una noticia verdadera: la noticia mimetizada.
Según Mark Zuckerberg, la idea de que las noticias falsas tienen influencia política es «un disparate». Yo creo que esa afirmación es una defensa mal diseñada. De hecho, el departamento de publicidad de Facebook, por caso, está persuadido de que comunicar a través de esa red social sí tiene efecto. Las investigaciones también apuntan a que las informaciones inventadas en las redes sociales actúan como formadoras de opinión. Incluso existen diarios falsos como el Denver Guardian. El nombre y el diseño imitan los de un diario tradicional que se presenta como neutral: todo mentira.
Las noticias falsas persiguen dos objetivos principales: captar la atención para ganar dinero con publicidad y ejercer influencia política. Esto tiene un efecto político porque la función de las noticias en las redes sociales es distinta de lo que suele suponerse: no se trata tanto de difundir información como de generar comunidad. Sucede que los posteos sirven para proyectar la propia personalidad, fortalecer el lazo con quienes comparten la misma forma de pensar y diferenciarse de otros. Y esto suele darse más allá de las convicciones políticas que uno tenga: dime qué compartes y te diré quién quieres ser.
Es por eso que los usuarios tienden a compartir aquellas informaciones que apoyan su propia visión del mundo; la veracidad o la objetividad pasan a un segundo plano: es la hora de las noticias falsas, de las que existen representantes mucho más numerosos y efectivos en la derecha que en la izquierda. Y esto modifica la formación de opinión política. El entorno personal digital cobra mayor importancia y, alimentado de noticias falsas, puede escalar en una espiral que refuerza siempre la propia opinión: los medios clásicos –y por ende, los criterios periodísticos– pierden así su importancia. La base de la decisión electoral, la percepción personal del mundo, se encamina hacia la «verdad sentida».
Filtros burbuja
A diferencia de las fake news, el filtro burbuja (el hecho de que uno tiende a rodearse de personas que comparten las mismas ideas y de que sus posiciones se vuelven más relevantes) no necesariamente es un fenómeno negativo. Se trata más bien de un mecanismo social antiquísimo y muy útil. Y es que los filtros burbuja también pueden funcionar como espacio de protección. Pero uno puede caer fácilmente en la trampa de esos filtros porque los seres humanos tienden a sobreestimar su entorno más próximo.
Al mismo tiempo, aquello que no puede verse o sentirse pierde importancia: ojos que no ven, corazón que no siente. Las redes sociales, especialmente Facebook, pueden fortalecer en forma imperceptible ese mecanismo del filtro burbuja. Como a Facebook le interesa la interacción, tiende a presentarles a sus usuarios aquellas informaciones ante las cuales van a reaccionar. Pero eso termina llevando a una reducción de la diversidad de opiniones en el propio entorno. Una consecuencia puede ser la polarización, ya que los grupos pueden caer en una suerte de espiral de opiniones que se refuerzan a sí mismas. Esto puede derivar en una actitud de «nosotros contra ellos». Es decir, el clásico terreno fértil para la radicalización... con consecuencias palpables en las elecciones.