Dame 3 posible soluciones para que nuestro niños no esten en la guerrilla y este disfrutando la libertad y sus hogares
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
1La construcción de la nación colombiana ha sido enmarcada por la diversidad regional de sus selvas, montañas y llanuras e influida por la composición pluriétnica de su gente, por la apropiación desigual de sus tierras, por la particularidad de sus desarrollos locales, por la variedad de sus estilos de vida y por sus sistemas de representación social específicos. Las divergencias, los intereses encontrados, las tensiones entre los grupos y la lucha por el poder económico y político han desembocado en conflictos de intensidad variada, colocando a las instituciones sociales en crisis permanentes. Son numerosos los hechos sociales violentos que han marcado la historia colombiana, como los acontecidos en los años cuarenta y cincuenta del siglo XX. Hechos que, ayer como hoy, se repiten. Encontramos en ese entonces confrontaciones frenéticas por el control del poder político que condujeron a una guerra fratricida encabezada por los lideres de los partidos tradicionales. El color rojo y el azul se convirtieron en medio de la irracionalidad de las pasiones partidistas, en símbolos de odio, disolución y muerte. Numerosos campesinos fueron obligados a abandonar sus tierras; las ciudades pequeñas y grandes crecieron vertiginosamente; las familias se desarticularon y no pocas de las personas que lograron sobrevivir a la hecatombe, le dieron rumbos inesperados a sus vidas.
2La mayor concentración del poder económico y político generó nuevas tensiones entre las clases sociales. No obstante las transformaciones agraria e industrial del país, multiplicaron los desequilibrios, las desigualdades y la pobreza. El conflicto social se intensificó, favoreciendo el surgimiento de grupos armados de ideologías revolucionarias El conflicto se degradó y su solución también. Las clases dirigentes desbordadas, se han visto obligadas a intentar concertar una paz cada vez más volátil. La composición y acción de los grupos insurgentes y contrainsurgentes, fortalecidas de manera acelerada por nuevos militantes, la tecnificación logística y el apoyo financiero derivado principalmente del narcotráfico, muestra un panorama incierto. Para un número creciente de colombianos, el conflicto ha significado la posibilidad única de emigrar a otros países en busca de seguridad, tranquilidad, alguna estabilidad y un mejor porvenir. Un éxodo sin retorno, por lo menos a corto plazo.
3Otra es la tragedia que viven, por la brutalidad del conflicto armado, cientos de campesinos de todas las regiones del país que de la noche a la mañana y de manera despiadada, se ven obligados a desplazarse al casco municipal más cercano, para proteger sus vidas y las de sus familias. En el lugar de origen dejan los enseres, los bienes, los recuerdos, las alegrías y las frustraciones. Queda atrás una vida hecha día a día, a pulso, con ingentes esfuerzos pero con convicción. Todo se desploma como un castillo de naipes y no hay otra alternativa que dar comienzo a una nueva vida de pobreza y no pocas veces marcada por la exclusión. El drama de la tragedia es peor, cuando a los pueblos donde llegan los desplazados son hostilizados por los grupos armados en conflicto. Además del ataque a los policías y sus cuarteles, también son eliminados, lista en mano, habitantes urbanos, porque supuestamente son “militantes”, “colaboradores” o “simpatizantes” del bando contrario.