cuales fueron los tipos de puertos en el siglo xix
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Liquidado el monopolio del comercio
con América, que se ejercía mediante la
Casa de la Contratación, con sede en Sevilla y posteriormente en Cádiz hasta 1790,
los puertos españoles abordan una nueva
fase de mayor actividad y competitividad,
en la que irrumpe la navegación a vapor y
concurren otros muchas circunstancias que
favorecen una gran expansión de las rutas
marítimas. Algunos de ellas son globales,
como el auge del comercio que trae consigo la era industrial o nuevas oportunidades que abren iniciativas audaces, como fue
la de la construcción del canal de Suez, y
otras específicas, como la desaparición de
las razias piratas en el litoral o las oleadas
migratorias.
El trafico marítimo mundial experimenta un gran crecimiento, tanto para el transporte de mercancías como de pasajeros, y
los barcos aumentan en tonelaje y potencia
requiriendo instalaciones más complejas
en los puertos en los que recalan. Las redes
ferroviarias crecen en paralelo, buscando
unir por tierra los puertos marítimos, o éstos con los principales centros de producción o consumo.
A mediados del siglo XIX, los puertos españoles estaban aún al margen de los movimientos de innovación que se experimentaban en otros puertos de Europa o América.
En las últimas décadas del siglo las transformaciones de los principales puertos son ya
patentes. La Ley de Puertos de 1880, que da
cobertura al proceso, declara trece puertos
de interés general de primer orden, entre
ellos los de Cádiz, Málaga y Sevilla, que forman la terna de ciudades portuarias principales en Andalucía en ese momento. Los de
Almería y Huelva son considerados de segundo orden y el de Algeciras como puerto
de refugio.
Las obras, tanto de iniciativa pública
como privada, multiplican la capacidad de
los puertos y los hace cada vez más seguros
y eficientes. Las zonas portuarias se convierten en áreas de oportunidad donde se
desarrollan numerosas actividades complementarias. No obstante, extensos tramos
costeros de la región sólo cuentan, en el
mejor de los casos, con fondeaderos o livianas instalaciones de refugio o atraque.
Explicación: