¿cuál sería tu mensaje del texto bíblico, y como podemos vivir la Misericordia con los demás? (semana 24)
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades. Es tomar las necesidades del prójimo, miserias y dolores como cosa propia, y tratar de líbralas de ellos.
La Obras de Misericordia nos asemejan a Jesús ya que el en su estadía en la tierra, hizo muchas obras de misericordia y lo mas importante es que él vino salvar lo que estaba perdido, a cargar con nuestras miserias para aliviarnos de ellas, a compadecerse de los que sufren y de los necesitados.
La Misericordia que es sentir compasión de la miseria ajena, que nos mueve a remediarla, si es posible. Nuestra actitud compasiva y misericordiosa ha de ser en primer lugar con los que habitualmente tratamos, con quienes Dios ha puesto a nuestro lado y con aquellos que están más necesitados.
Las obras de misericordia, van con el amor a Dios, si amamos a Dios, también amaremos al prójimo y si amamos al prójimo tendremos misericordia de ellos.
La misericordia nos llevará a preocuparnos de la salud, del descanso, del alimento de quienes Dios nos encomienda. Por ejemplo, los enfermos merecen una atención especial: compañía, interés verdadero por su curación, facilitarles el que ofrezcan a Dios su enfermedad…, así se hacen obras de misericordia materiales, al procurarles lo necesario para aliviar su enfermedad físicamente y espirituales, al prestarles atención, paciencia y solicitud a sus necesidades psicológicas.
Quien ejerce el amor al prójimo desde el amor a Dios recibe gracias, pues con las obras de misericordia, está haciendo la Voluntad de Dios. “Den y se les dará” (Lc. 6, 38).
Decíamos que una manera de ir borrando la pena purificante que merecen nuestros pecados ya perdonados es mediante obras buenas. Obras buenas son, por supuesto, las Obras de Misericordia.
Además las Obras de Misericordia nos van ayudando a avanzar en el camino al Cielo. Es como si ahorráramos para el Cielo. “No se hagan tesoros en la tierra”, dice el Señor, “Acumulen tesoros en el Cielo” (Mt. 6, 19 y 20). Al seguir esta máxima del Señor cambiamos los bienes temporales por los eternos, que son los que valen de verdad.