cual es la leyenda que habla sobre la caida de una niña a las aguas del rio misahualli
Respuestas a la pregunta
Leyenda:El misterio de la bocana del río misahualli
En los albores de la colonización del Oriente ecuatoriano, aguas arriba de la bocana del río Misahuallí y en un fresco claro de la selva, se asentó con su campamento un hombre de tez blanca, que se dedicaba a la explotación del árbol de caucho en la cuenca del río Aguarico.
Así pasaron los meses y un nuevo colono llegó al lugar acompañado de su hermosa hija, la que causó estragos en el corazón del cauchero.
Como vivían en plena selva y ante la ausencia de una autoridad que legalizara la relación de la pareja, esta decidió unir sus cuerpos y sus destinos a la sombra de los frondosos árboles de guaba. Pero como el amor no produce para vivir, el cauchero tuvo que viajar al Aguarico para recoger la balata (fruto de la planta de caucho) recolectada por sus trabajadores y llevarla a mercados de Iquitos.
La bella chica, con el recuerdo de su amado en la hermosa sonrisa de sus labios, recorría la extensa playa solitaria. Mas el tiempo pasaba inmisericorde y al final de su paso el cauchero jamás volvió.
La bellísima mujer, presa de una indescriptible pena, desapareció un aciago día como si se la hubiera tragado la tierra.
Los años pasaron dándole espacio a la historia y una mañana brumosa y fría, unos indígenas que pescaban por el sector vieron a una hermosa mujer parada en la piedra grande de la margen izquierda del río; se le acercaron y cuando le preguntaron dónde vivía ella solo señaló el agua y se lanzó al torrente, donde se sumergió sin salpicar una gota.
Los ancianos, al escuchar lo ocurrido, aseguraron que la dama era el espíritu de aquella hermosa mujer que desapareció sin dejar rastros.
En esa enorme piedra rojiza de estructura volcánica asentada en el recodo del río Misahuallí se escucha con frecuencia en las mañanas una dulce voz de mujer que canta a su amor perdido. Algunas veces ella se aparece a los que pescan en el río, pero quien acude al lugar con la intención expresa de encontrarse con ella, nunca logra su objetivo.