Derecho , pregunta formulada por sharolinfue0911, hace 6 meses

cual es la importancia de los principios democráticos en la vida de los adolescentes

Respuestas a la pregunta

Contestado por yharold05acosta
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Respuesta:

La salud de la democracia depende, en gran parte, de los jóvenes. Con más de 1.800 millones de personas entre los 10 y los 24 años, la juventud es hoy el gran pulmón de la sociedad. Nunca antes ha habido en el mundo tanta gente joven. En las últimas décadas ha crecido el interés por su participación política y hasta el Banco Mundial ha identificado la ciudadanía activa como una de las actividades más importantes para lograr una transición positiva hacia la edad adulta, tanto para los jóvenes de hoy como para las siguientes generaciones.

El interés por la participación política de los jóvenes parte, en primer lugar, de una mayor conciencia de la sociedad actual sobre el derecho de la infancia y la juventud a ser escuchados. Algo que representa un cambio de paradigma en la manera en la que la sociedad adulta observa el papel de los jóvenes: de considerarlos como meros “adultos en espera” a entender su papel como elementos activos del cambio social.

Pero, aunque la participación y el compromiso de los jóvenes puede considerarse un fin en si mismo, también representa la vía para lograr otros objetivos y beneficios para ellos mismo y para la sociedad en la que habitan. Su potencial para contribuir en el desarrollo personal de los jóvenes, para mejorar su bienestar y para abordar problemas como la injusticia en la sociedad también debería suponer un impulso para los gobiernos locales y nacionales a la hora de promover la participación entre la juventud de sus sociedades.

En España, los Consejos de Participación llevan más de veinte años sirviendo como herramienta para promover la ciudadanía activa entre los más jóvenes desde que son niños. A través de los consejos, los niños aprenden a participar participando y desarrollan además toda una serie de capacidades asociadas a la ciudadanía democrática. Están son, entre otras, la observación y la comprensión crítica de la realidad de su entorno, la expresión de sus opiniones y propuestas a través de la palabra y la escucha y respeto hacia las ideas de los demás a través del diálogo. “Los niños implicados en el consejo son capaces de dirigir las propuestas y sus reivindicaciones a los responsables de los problemas y pedir que los solucionen, así como establecer complicidades con quienes también pueden contribuir a remediarlos”, tal como explica un fabuloso artículo de la Revista Educación sobre los beneficios de los Consejos de Participación. “Ser capaces de construir y expresar sus ideas de forma libre y democrática genera el sentido y el valor de la ciudadanía. Eso, sin descuidar la necesidad de una escucha activa e integradora de otras percepciones y realidades que no son las de la infancia y que acaban configurando un proyecto global para la ciudad”, añade.

Los jóvenes necesitan más oportunidades para expresar su voz

En el último informe mundial de la ONU sobre juventud se reclama que las sociedades democráticas deben ofrecer oportunidades a cada nueva generación de jóvenes para expresar sus opiniones y para que sus intereses queden representados en los procesos legislativos. Sin embargo, como se apunta en el informe, gran parte de la población joven mundial se siente desilusionada con la política general y en clara desventaja frente a los adultos en las leyes y medidas parlamentarias. Una desafección que queda patente en el hecho de que, en la mayoría de las democracias establecidas, el descenso de votantes en una tendencia a largo plazo desde la década de los 80 y que ese descenso se concentra especialmente en los jóvenes. Según la encuesta presentada en el mismo informe en más de 33 países, solo un 44% de los jóvenes entre los 18 y los 29 años “siempre votan” frente al 60% de los ciudadanos del resto de rangos de edad.

Otro de los fenómenos recientes en la política electoral de las democracias más maduras ha sido el fuerte declive de la participación en partidos políticos. Los miembros más joven de la presente generación se muestran reacios a comprometerse con instituciones políticas centralizadas y hereditarias que, consideran, no representan sus intereses – fundamentalmente, según recoge la misma estadística, porque son instituciones dominadas por gente demasiado mayor, masculina y procedente de ambientes de nivel económico medio o alto.

La cuestión que pone en evidencia la realidad, es que si las instituciones políticas existentes encajan cada vez menos en el propósito para el que fueron creadas, socavadas por la falta de implicación pública, van a necesitar incorporar las nuevas formas de participación que los jóvenes están introduciendo si quieren seguir siendo relevantes. Claramente, existe una necesidad urgente por parte de las instituciones democráticas de encontrar vías para comunicar e interactuar mejor con los ciudadanos, y para ofrecerles oportunidades más efectivas para influir en las políticas a nivel local, regional y nacional.

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