Cuál es el verdadero problema entre sofistas y socraticos tanto en lo ontológico,etico,político y apistemologico?
Respuestas a la pregunta
La Atenas del siglo V a.C. era una democracia radical, restringida pero directa. Los ciudadanos adultos y varones -excluidos los niños, mujeres y esclavos- no sólo tenían el derecho a hablar en la asamblea, sino que era para ellos un deber: discutir, escuchar y decidir. Incluso ante los jueces en caso de ser juzgados debían defenderse por sí mismos, jamás por boca de otros. El dominio de la palabra constituía la mejor garantía para vivir en comunidad, para defender derechos propios y ajenos y para dirigir el destino de la polis convenciendo a los demás ciudadanos de tomar determinadas decisiones.
Sócrates no escribió nada, quedando como ejemplo del poder de la oralidad de la filosofía, y casi nada sabríamos de él de no ser porque un discípulo suyo que de joven quería componer tragedias, Platón, y que acabó inventando el diálogo como género literario-filosófico y haciendo de su maestro el protagonista de casi todas sus obras. Todo lo que sabemos de Sócrates proviene principalmente de tres fuentes: los diálogos socráticos de Platón, las obras de Jenofonte que tratan del filósofo, y una sola comedia de Aristófanes que lo convertía en objeto de risa para el teatro público. A partir de estos materiales, junto con las citas o fragmentos de autores posteriores, que es todo lo que nos queda de los sofistas, los investigadores de todos los tiempos han intentado reconstruir el perfil de todos los personajes y la doctrina que enfrentó en el terreno ético-político al filósofo Sócrates con los maestros sofistas. Es, sobre todo, en la Apología de Platón y en el Critón donde se pueden rastrear los trazos del pensar de Sócrates más nítidamente, pues a medida que avanza en sus diálogos Platón irá incorporando sus propias doctrinas a las de su maestro. En el caso de los sofistas estamos ante escritores y oradores al mismo tiempo, que rivalizaron con Sócrates en el uso de la palabra viva y con Platón en su consignación en la escritura, pero aunque sus obras escritas fueron numerosas, todas ellas desaparecerían y sólo una serie de fragmentos de las mismas reunidos por Diles y Kranz nos permiten realizar la reconstrucción de sus ideas y del importante papel que tuvieron en la era más brillante de la democracia ateniense.
A comienzo de los años 1920 Eugene Dupréel sostuvo la tesis de la inexistencia histórica de Sócrates. Unos veinticinco años después Olof Gigon, en un trabajo que cambiaría el rumbo de los estudios socráticos, afirmó que Sócrates vivió realmente en Atenas donde fue condenado a muerte, pero que aparte de esto y con excepción de ciertos detalles biográficos sin importancia, era imposible saber más acerca de él. Para Agustín García Calvo sería un protoanarquista, para Fernando Savater una especie de reaccionario conservador (siguiendo a I. F. Stone o a Karl Popper) como Platón. Muchos estudiosos religiosos (como Noussan-Letry) se han inspirado en Platón y han interpretado la figura de Sócrates como a sí mismo como alguien siempre en camino de aprender y nunca alcanzando un determinado grado de saber y de virtud.