Cuál es el cambio en el ámbito social, político o económico que se debe hacer en este momento en nuestro país para mejorar la situación de los colombianos.
Respuestas a la pregunta
Habrá que vigilar de cerca el déficit de cuenta corriente, que ya superó 4,3% y se ha convertido en una de las señales de alarma para el aparato productivo.
En el frente de los negocios, el país espera la definición del operador para Electricaribe y de la dinámica que puedan aportar los billonarios recursos de inversión de Ecopetrol y el sector del turismo.
Así mismo, la infraestructura, en especial la de obras civiles, debería mantener el ritmo que en el tercer trimestre de 2019 superó 13%. El Gobierno deberá buscar nuevos recursos para financiar los proyectos que faltan de 4G y estructurar la ola de 5G. Además, avanzar en soluciones estructurales en proyectos como el Canal del Dique y la navegabilidad del río Magdalena.
Pero, sin duda, los ojos estarán puestos en los nuevos alcaldes y gobernadores que entrarán a gobernar a partir del primero de enero. Para aportar al crecimiento de la economía deberán desarrollar nuevas obras, completar las pendientes y darle un nuevo aire a sus regiones.
Respuesta:
Lo mejor que se puede hacer es mantener la calma, tener paz, y fe, tambien se debe promover la calma, pues Colombia vive uno de sus momentos más paradójicos de la historia reciente. Su economía crecerá en este y el año próximo por encima de 3%, más que el promedio de la región. Pero el cierre de 2019 ha resultado tormentoso para el Gobierno.
A finales de noviembre estalló un movimiento de protesta, de liderazgo difuso y atomizado, contra muchos temas. Van desde las reformas pensional, laboral y tributaria, hasta la holding financiera, pasando por el supuesto incumplimiento en los compromisos en educación, la venta de activos públicos, el asesinato de líderes sociales y el proceso de paz.
Las multitudinarias manifestaciones expresaron el inconformismo de una clase media que ve amenazados sus logros sociales. Un colectivo que pide estrategias claras para eliminar la desigualdad y hacer más inclusivo el crecimiento económico.
Además, el Gobierno cambió radicalmente su estrategia legislativa, luego de que la Corte Constitucional hundió la Ley de Financiamiento. Por eso, al cierre de esta edición tramitaba en el Congreso una nueva ley. Y, por si fuera poco, según la reciente encuesta de Gallup, para 8 de cada 10 colombianos las cosas en el país empeoran. El pesimismo se fortalece en el ambiente.
Los analistas vienen planteando varias preocupaciones. Por una parte, el impacto que puedan tener las jornadas de protesta que han venido golpeando el comercio y podrían afectar el consumo, motor de la economía. Algunos, como Corficolombiana, consideran que como resultado de una dinámica más moderada de la demanda interna y la persistencia del desbalance comercial, el crecimiento para 2020 será de 3,1%, levemente inferior al 3,2% de 2019. Otros, como BNP Paribas, coinciden en que el año entrante la economía crecerá menos y que el efecto de los paros y marchas podría afectar el crecimiento en al menos 2 puntos básicos.
Por la otra parte, el contexto internacional está lleno de incertidumbre y la agenda ha cambiado. La ola global de inconformidad social hizo que los analistas mundiales empezaran a cambiar el orden de prioridades de los riesgos y desafíos para 2020. Deutsche Bank Global Research puso a la desigualdad de ingresos y de acceso a la salud como los principales riesgos para los mercados el año entrante. Incluso por encima de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, la desaceleración en China, Europa y Japón, y la incertidumbre política en Washington.
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¿Qué viene para Colombia el año entrante? Varios analistas han advertido sus inquietudes porque la deuda como proporción del PIB ha aumentado a máximos históricos. Y persiste la incertidumbre sobre la capacidad para continuar el ajuste fiscal, debido al impacto de las exenciones tributarias y a las dificultades para reducir el gasto. El déficit inclusive podría aumentar si se materializan las exigencias sociales, circunstancias que pondrían en riesgo la calificación del país.
El Gobierno enfrentará una dura prueba con las principales decisiones en materia de política económica, como las reformas pensional y laboral. Ya anunció que en 2020 comenzará a discutirlas. Pero el Ejecutivo, con poco margen de maniobra, tendrá que buscar alianzas políticas que le ofrezcan gobernabilidad, sin dejar de incorporar en la discusión a las nuevas fuerzas nacidas de las marchas.
Habrá que vigilar de cerca el déficit de cuenta corriente, que ya superó 4,3% y se ha convertido en una de las señales de alarma para el aparato productivo.
En el frente de los negocios, el país espera la definición del operador (u operadores) para Electricaribe y de la dinámica que puedan aportar los billonarios recursos de inversión de Ecopetrol y el sector del turismo.
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Así mismo, la infraestructura, en especial la de obras civiles, debería mantener el ritmo que en el tercer trimestre de 2019 superó 13%. El Gobierno deberá buscar nuevos recursos para financiar los proyectos que faltan de 4G y estructurar la ola de 5G. Además, avanzar en soluciones estructurales en proyectos como el Canal del Dique y la navegabilidad del río Magdalena.
Pero, sin duda, los ojos estarán puestos en los nuevos alcaldes y gobernadores que entrarán a gobernar a partir del primero de enero. Para aportar al crecimiento de la economía deberán desarrollar nuevas obras, completar las pendientes y darle un nuevo aire a sus regiones.
Para el Gobierno y el sector privado 2020 será un año retador. En este nuevo escenario las prioridades cambian y el crecimiento económico per se ya no es suficiente. Pero sí debe jugar un rol clave.
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