Biología, pregunta formulada por Shinigames123, hace 1 año

CORRIGE EL SIGUIENTE TEXTO, AÑADIENDO O QUITANDO LAS TILDES NECESARIAS:
Nos gustaba la casa porque aparte de espaciósa y antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a la mas ventajosa liquidación de sus materiales) guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno, nuestros padres y toda la infancia.
Nos habituámos Irene y yo a persistir solos en ella, lo que era una locura pues en esa casa podian vivir facilmente ocho personas sin estorbarse. Haciamos la limpieza por la mañana, levantandonos a las siete, y a eso de las once yo le dejaba a Irene las ultimas habitaciones por repasar y me iba a la cocina. Almorzabamos al médiodia, siempre puntuales; ya no quedaba nada por hacer fuera de unos platos sucios. Nos resultaba grato almorzar pensando solo en la casa profunda y silenciósa y en cómo nos bastabamos para mantenerla limpia.
A veces llegabamos a creer que era ella la que no nos dejo casarnos. Irene rechazo dos pretendientes sin mayor motivo, a mi sé me murió Maria Esther antes que llegaramos a comprometernos. Entramos en los cuarenta años con la inexpresada idea de que el nuestro, simple y silencioso matrimonio de hermanos, era necesaria clausura de la genealogia asentada por nuestros bisabuelos en esta casa.
Nos moririamos alli algun dia, vagos y esquivos primos se quedarian con la casa y la echarian al suelo para enriquecerse con el terreno y los ladrillos de esta; o mejor, nosotros mismos la volteariamos justicieramente antes de que fuese demasiado tarde.
Irene era una chica nacida para no molestar a nadie. Aparte de su actividad matinal se pasaba el resto del dia tejiendo en el sofa de su dormitorio. No se por qué tejia tanto, yo creo que las mujeres tejen cuando han encontrado en esa labor el gran pretexto para no hacer nada. Irene no era asi, tejia cosas siempre necesarias, tricotas para el invierno, medias para mi, mañanitas y chalecos para si. A veces tejia un chaleco y despues lo destejia en un momento porque algo no le agradaba; era gracioso ver en la canastilla el monton de lana encrespada resistiendose aun a perder su forma dé algunas hora…

Respuestas a la pregunta

Contestado por Braineko
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Nos gustaba la casa porque aparte de espaciosa y antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a la mas ventajosa liquidación de sus materiales) guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno, nuestros padres y toda la infancia.  

Nos habituamos Irene y yo a persistir solos en ella, lo que era una locura pues en esa casa podían vivir fácilmente ocho personas sin estorbarse. Hacíamos la limpieza por la mañana, levantándonos a las siete, y a eso de las once yo le dejaba a Irene las últimas habitaciones por repasar y me iba a la cocina. Almorzábamos al mediodía, siempre puntuales; ya no quedaba nada por hacer fuera de unos platos sucios. Nos resultaba grato almorzar pensando solo en la casa profunda y silenciosa y en cómo nos bastábamos para mantenerla limpia.  

A veces llegábamos a creer que era ella la que no nos dejo casarnos. Irene rechazo dos pretendientes sin mayor motivo, a mi se me murió Maria Esther antes que llegáramos a comprometernos. Entramos en los cuarenta años con la inexpresada idea de que el nuestro, simple y silencioso matrimonio de hermanos, era necesaria clausura de la genealogía asentada por nuestros bisabuelos en esta casa.  

Nos moriríamos allí algún día, vagos y esquivos primos se quedarían con la casa y la echarían al suelo para enriquecerse con el terreno y los ladrillos de esta; o mejor, nosotros mismos la voltearíamos justicieramente antes de que fuese demasiado tarde.  

Irene era una chica nacida para no molestar a nadie. Aparte de su actividad matinal se pasaba el resto del día tejiendo en el sofá de su dormitorio. No se por qué tejía tanto, yo creo que las mujeres tejen cuando han encontrado en esa labor el gran pretexto para no hacer nada. Irene no era así, tejía cosas siempre necesarias, tricotas para el invierno, medias para , mañanitas y chalecos para . A veces tejía un chaleco y después lo destejía en un momento porque algo no le agradaba; era gracioso ver en la canastilla el montón de lana encrespada resistiéndose aún a perder su forma de algunas hora…

PALABRAS EN NEGRITA: SON LAS CORREGIDAS, ASÍ SE DEBERÍAN ESCRIBIR.

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