Historia, pregunta formulada por PedroSilva6347, hace 1 año

completa el cuadro de la leyenda de cantuña , .

Respuestas a la pregunta

Contestado por tigilla
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Cuenta una leyenda muy famosa en la ciudad de Quito, capital del Ecuador, que en los tiempos de la Colonia existió un indio muy famoso por ser descendiente directo del gran guerrero Rumiñahui.
Este indio, llamado Cantuña, tenia mucho poder sobre los demás indígenas de la región.

Aprovechando esto se comprometió a construir un hermoso y gran atrio para la Iglesia de San Francisco, pero su compromiso con la iglesia fue hacerlo en seis meses, caso contrario no cobraría nadaEl trabajo no era tan fácil, porque tenía que traer los bloques de piedra desde una cantera lejana y aunque los indios se esforzaban, era muy trabajoso cortar los bloques y formar los cuadrados para el atrio y colocarlos.

Cuando el tiempo de entrega de la obra estaba a punto de terminar, Cantuña se hallaba desesperado, y ofrecía entregar loque sea a quien le ayudase a terminar el atrio, qu apenas estaba iniciado.

Sus ofrecimientos llegaron a oídos del demonio, y aprovechando la situación se presentó y le ofreció terminar el atrio esa misma noche, siempre y cuando Cantuña le entregara su alma como pago. Cantuña aceptó, y miles de pequeños diablillos empezaron a trabajar en cuanto la obscuridad cayó en la ciudad.

De pronto Cantuña se dió cuenta de la rapidez con que trabajaban y que su alma estaría destinada a sufrir castigos por toda la eternidad, así que decidió retar al demonio. Cantuña se alejó a una esquina y tomó una piedra, en ella escribió en latín: "Aquel que tome esta piedra y la coloque en su lugar, reconocerá que existe un solo Dios y que está por sobre todas las criaturas del universo".

Cuando el atrio estaba a punto de ser terminado el mismo diablo quiso poner la última piedra, pero al leer lo que esta contenía no pudo hacerlo y así rompió su pacto.

Cantuña guardó la piedra para siempre y nadie pudo completar la obra. Si alguna vez visitas la Plaza de San Francisco, busca cuál es el sitio en donde falta la famosa piedra.
Contestado por dallyanamorales50
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leyenda de cantuña

En la época colonial un indio llamado Francisco Cantuña, impulsado por las ansias de oro y grandeza, fue contratado por los Frailes Franciscanos para la construcción del Atrio del Convento Máximo de San Francisco de Quito.

El indígena comenzó la construcción del atrio pero lamentablemente el tiempo que disponía era muy corto. Pasaron los días y la construcción aún faltaba de terminar por lo que Cantuña poco a poco empezó a desesperarse.

Llegó el momento en que faltaba tan sólo un día para la entrega de la obra, y el atrio aún no estaba culminado. Al verse impotente ante la falta del compromiso adquirido, Cantuña cayó en desesperación y la aflicción se apoderó de él. En esos precisos momentos, se apareció ante el asustado indígena, subiendo desde las sombras más oscuras de las tinieblas, “Lucifer”, el amo y señor del infierno.

El miedo y la desesperación se apoderaron de Cantuña al ver la imagen de tan temible ser, el cual con voz profunda y ronca exclamó:

– ¡CANTUÑA!. ¡Aquí estoy para ayudarte!. Conozco tu angustia. Te ayudaré a construir el atrio incompleto antes que aparezca el nuevo día. ¡A cambio, me pagarás con tu alma!

Ante tal propuesta y producto de la desesperación y el miedo, Cantuña aceptó el trato, solamente pidió una condición, que sean colocadas absolutamente todas las piedras. El Demonio aceptó, le pareció una condición absurda y simple de cumplir.

Inmediatamente los “Diablillos” a órdenes de Lucifer empezaron a construir el Atrio de San Francisco y en pocas horas fueron dando forma a la monumental obra arquitectónica. Efectivamente, al pasar las horas, el Gran Atrio estaba culminado. Tal como lo ofreciera Lucifer, la obra se culminó antes de la media noche, fue entonces el momento indicado para cobrar el alto precio por la construcción, el “alma de Cantuña”. Sin embargo pasó algo inesperado…, el Demonio al momento de prestarse a llevarse el alma del indio, éste lo detuvo con una timorata actitud…

– ¡Un momento! ¡Un momento! – dijo Cantuña.

– ¡El trato ha sido incumplido! Me ofreciste colocar hasta la última piedra de la construcción y no fue así. Falta una piedra. ¡El trato ha sido incumplido!

En aquel momento Cantuña sacó, debajo de su poncho, una roca que la había escondido muy sigilosamente antes de que los demonios comenzaran su obra. Lucifer, atónito, vio en instantes como un simple mortal le había engañado de la manera más simple. Cantuña salvó de esta forma su alma, y el Demonio sintiéndose burlado, se refugió en los infiernos sin su paga, no sin antes insultar y maldecir al indígena Cantuña por el agravio.

De este modo, el gran Atrio que se levanta solemne en el pretil del Convento Máximo de San Francisco de Quito, fue construido manteniéndose infranqueable ante los avatares del tiempo y de la gente para ser orgullo perpetuo de todos los quiteños y ecuatorianos.

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