¿Como fue la llegada de los europeos a áfrica?
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La llegada de los europeos al Africa no fue una bendición para el continente. Fueron millones los negros llevados como esclavos a Europa y América, y al término de la conquista, después de la Segunda Guerra Mundial, dejaron tras de sí sólo un continente empobrecido. Pero además, involuntariamente introdujeron una enfermedad devastadora que contribuyó a ello.
Las primeras expediciones italianas, en el año 1887, llegaron hasta el cuerno de Africa, y junto con sus caballos, introdujeron la enfermedad del ganado llamada "rinderpest", que se extendió rápidamente por toda Africa y produjo una gran mortandad de ganado, y ello llevó a trascendentes cambios ecológicos.
La enfermedad es producida por el virus rinderpest, que es un pariente cercano del sarampión y el distemper. La enfermedad es originaria del Asia Central y, según la historia, llegó a Europa traída por los ejércitos de Genghis Khan durante sus diferentes campañas. En Africa, la enfermedad no se conocía, probablemente porque los camellos, los únicos animales que cruzaban el desierto, no eran susceptibles a ella.
Por primera vez apareció en Eritrea, precisamente en el sitio de la primera visita italiana. Un año después ya estaba en Etiopía y se extendió rápidamente por Sahel y el Este de Africa. Se demoró sólo cinco años en llegar a la Costa del Atlántico y una década más tarde llegó también a Sud Africa. "Para la gente que vivía de su ganado, fue un desastre sin precedente, ya que mató a más del 90% de sus animales", según cuenta el historiador John Rowe de la Northwestern University en Evanston, Illinois, que publicó un estudio en el año 1994 (fig. 1).
Cuando esta epidemia ya se había establecido, las autoridades de la colonia británica trataron de detenerla, tendiendo un cerco de alambre de 1.500 kilómetros de largo y matando, además, a todos los animales infestados. Todo fue inútil, ya que al poco tiempo comenzaron a morir los animales en la ciudad del Cabo. Al final del siglo había muerto casi la totalidad del ganado de Africa, que en ese tiempo se estimaba en más de 5.5 millones de cabezas. El desastre no fue sólo para el ganado, sino que afectó indirectamente también a toda la población humana. Como consecuencia de ello, los campesinos no tenían bueyes para tirar el arado, ni tampoco para mover las ruedas para extraer el agua necesaria para irrigar. La población desnutrida fue víctima fácil de enfermedades nativas, como la viruela, el cólera y el tifus, y otras más que también trajeron los europeos.
John Ford, que una vez dirigió la investigación de Tripanosomiasis en Uganda, en 1981, relata que en Bukoba y Biharamulo vió disminuir la población de ganado de 400.000 a 20.000, en sólo un año. El resultado de todo esto, fue la hambruna entre los Himas en Karagwe y Ankole, de los Tutsi en Ruanda y Burundi y los Soga en Uganda. Todas estas poblaciones vivían de la leche y la carne del ganado.
Pero entre los Masai de Kenia fue donde el desastre adquirió su mayor proporción. Aún en su folklore se habla del "enkidaaroto" del año 1891 (el año de la destrucción). En ese año murió la casi totalidad de su ganado, junto con los búfalos y otras bestias salvajes. Por la defensa del escaso ganado que les quedaba, se desencadenaron devastadoras guerras. El explorador austriaco Oskar Baumann que pasó por allí en aquella época, afirma que murió más de dos tercios de la población. El botánico Scott Elliot, que viajó cerca del lago Victoria tres años después de la epidemia, relata que todo estaba devastado y prácticamente inhabitado.
Sin duda que la peste fue muy bienvenida para los conquistadores europeos de fines del siglo XIX. Para los ingleses y los alemanes fue fácil asegurar el control de Tanzania y Kenia, que se sometieron prácticamente sin resistencia. En el sur de Africa, el Herero sucumbió a los ocupantes alemanes y los Zulus debieron migrar a las minas de oro de Witwatersrand, con lo que se contribuyó a crear la posterior división entre blancos y negros en la región con el consiguiente "apartheid". Frederik Lugad un capitán inglés de aquella época, que comandaba la invasión, hace notar que el rinderpest favoreció grandemente la empresa conquistadora. "Las tribus poderosas y guerreras, habían perdido su orgullo y aceptaron resignadamente nuestra visita".