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Respuestas a la pregunta
Según la Organización Mundial de la Salud
OMS, la contaminación del aire representa
un importante riesgo medioambiental para la
salud. Son constantes sus mensajes e informes
alertando del incumplimiento de los valores
límite de protección a la salud de contaminantes
atmosféricos en el aire que respiramos. Dos
informes de la OMS de 2014, ratificados en
2016, exponían que el 92% de la población
mundial vive en lugares donde no se respetan
los valores guía de calidad del aire y estimaban
que la contaminación atmosférica local a nivel
troposférico, tanto en las ciudades como en las
zonas rurales de todo el mundo, provoca cada
año tres millones de defunciones prematuras.
Viendo la magnitud del problema, lo importante
es analizar cuáles son las causas y diseñar
políticas y concienciar a los ciudadanos para
ayudar a mitigar la emisión de contaminantes
y, en consecuencia, mejorar la calidad del
aire que respiramos. En este sentido, las
principales causas o fuentes de emisión de los
contaminantes atmosféricos son el transporte,
con el foco principal en las ciudades, el consumo
energético poco eficiente en las viviendas, la
generación de electricidad con combustibles
contaminantes y la falta de gestión de los
residuos industriales, municipales y agrícolas.
La Fundación Gas Natural Fenosa, en su
objetivo de difusión y sensibilización sobre
temas relacionados con la energía, el medio
ambiente y la sostenibilidad, lleva más de 15
años tratando esta cuestión en sus seminarios
y publicaciones en toda España y en América
Latina. Pueden descargarse de nuestra web la
guía: “Calidad del aire urbano, salud y tráfico
rodado” (2006) y un estudio aplicado “Mejora de
la calidad del aire por cambio de combustible a
gas natural en automoción. Aplicación a Madrid
y Barcelona” (2007).
Respuesta:
Durante el siglo XX, la creciente sensibilización respecto al
impacto de las actividades humanas en el medio ambiente y la
salud pública (analizado en el capítulo 53: Riesgos ambientales para
la salud), ha dado lugar al desarrollo y la utilización de diferentes
métodos y tecnologías para reducir los efectos de la contaminación. En este sentido, los gobiernos han adoptado medidas de
carácter normativo y político (analizadas en el capítulo 54: Política
en materia de medio ambiente) para minimizar los efectos negativos y
garantizar el cumplimiento de las normas sobre calidad
ambiental.
El objetivo del presente capítulo es describir los métodos utilizados para el control y la prevención de la contaminación
ambiental. En primer lugar se presentan los principios básicos
aplicados para eliminar los impactos negativos sobre la calidad
del agua, la atmósfera y el suelo; a continuación se considera
cómo la atención se ha desviado del control a la prevención y
por último se analizan las limitaciones de las soluciones
propuestas para un medio en particular. Así, por ejemplo, no es
suficiente con proteger la atmósfera eliminando los metales traza
de un gas de combustión si por otro lado estos contaminantes
son transferidos al suelo por unas prácticas inadecuadas de
tratamiento de residuos sólidos. Se impone, por lo tanto, la utilización de soluciones integradas para distintos medios.
Estrategias para el control de la contaminación
La rápida industrialización ha dado lugar a innumerables accidentes que han contaminado los recursos terrestres, atmosféricos
y acuáticos con materiales tóxicos y otros contaminantes, amenazando a las personas y los ecosistemas con graves riesgos para la
salud. El uso cada vez más generalizado e intensivo de materiales
y energía ha originado una creciente presión en la calidad de los
ecosistemas locales, regionales y mundiales.
Antes de que se emprendiera un esfuerzo concertado para
reducir el impacto de la contaminación, el control ambiental
apenas existía y se orientaba principalmente al tratamiento de
residuos para evitar daños locales, aunque siempre con una perspectiva a muy corto plazo. Sólo en aquellos casos excepcionales
en los que se consideró que el daño era inadmisible se tomaron
medidas al respecto. A medida que se intensificó el ritmo de la
actividad industrial y se fueron conociendo los efectos acumulativos, se impuso el paradigma del control de la contaminación como
principal estrategia para proteger al medio ambiente.
Dos conceptos sirvieron de base para este control:
• el concepto de capacidad de asimilación, que reconoce la existencia de un cierto nivel de emisiones al medio ambiente sin
efectos apreciables en la salud humana y ambiental,
• el concepto del principio de control, que supone que el daño
ambiental puede evitarse controlando la forma, la duración y
la velocidad de la emisión de contaminantes al medio
ambiente.
Como parte de la estrategia del control de la contaminación,
los intentos de proteger el medio ambiente han consistido principalmente en aislar los contaminantes del medio ambiente y en
utilizar depuradoras y filtros en las fuentes emisoras. Estas soluciones, orientadas a objetivos de calidad ambiental o límites de
emisión específicos para un medio, se han dirigido especialmente a eliminar los puntos de vertido de residuos a determinado medios (aire, agua, tierra).