Biografía de un deportista colombiano de softbol ayuda por favor
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ANA MARÍA JAILLIER, LA CHICA DE ORO DEL SOFTBOL COLOMBIANO
Sin duda, Ana María Jaillier Correa es la única persona que en realidad creyó en que, por vez primera en su historia, Colombia se iba a coronar campeón Centroamericano y del Caribe de softbol femenino, categoría mayores. Y la verdad es que en todo el país no había más de diez o quince personas que allá, en lo más profundo y secreto de sus almas, abrigaran esa misma esperanza, aunque a ratos las asaltaban las dudas.Y al resto de la gente, todo aquello la tenía sin cuidado o le parecía una utopía inalcanzable. Por eso, la fe que ella siempre tuvo resulta casi conmovedora.
Tanta era esa fe, que no sólo hizo una promesa formal para cuando volvieran de Valencia (Venezuela) con la corona; sino que ella fue la única que se atrevió a escribir la palabra Campeones en un test que les hicieron los sicólogos de la selección dos días antes de empezar el torneo.
Y, como si todo eso fuera poco, el 21 de mayo pasado, la víspera del gran juego final frente a Puerto Rico, una auténtica potencia mundial, cuando ya las nuestras habían cumplido más de una hazaña al ganarle dos veces a las mismas boricuas o al doblegar a la archifavorita Cuba en una jornada inolvidable, ella tuvo un sueño inquietante y extraño pero con un final feliz: que el codiciado título iba a quedar por vez primera en manos de Colombia, como en realidad ocurrió. Fue un juego histórico que terminó 5 carreras a 3.
Pero, pese a todo eso, hasta sus más felices sueños y presagios se quedaron cortos, porque, además, ella conquistó tres invaluables trofeos personales: fue declarada la mejor lanzadora del torneo por juegos ganados y perdidos, (9-0); la mejor lanzadora por efectividad; y también fue proclamada la jugadora más valiosa de todo el campeonato.
Mejor dicho, fue como si el cuento de hadas del softbol colombiano, pero en especial el de Ana María Jaillier (no Jailler) se hubiera convertido de pronto en realidad.
Ella viajó como la mejor jugadora de Suramérica, pero regresó con un pergamino más: ahora también es la mejor lanzadora de Centroamérica y el Caribe. La estupenda y bella lanzadora derecha colombiana deslumbró allí a todos los amantes del softbol.
Camino a la cumbre Sí, fue como un hermoso cuento de hadas, pero nos costó mucha preparación, disciplina y sudor.
Cuál fue la promesa? En verdad, es más una anécdota. Yo nunca bebo licor, pero en la casa del entrenador, Guillermo Bonfante, frente a algunas compañeras prometí que cuando regresáramos con el título me tomaría todos los tragos que quisieran. Ahora debo cumplir , dice entre risas.
Lo que pasó con los sicólogos fue así: dos días antes de viajar, ellos tiraron al piso montones de papeles con palabras como Triunfo, Alegría, Animo, Derrota, Tristeza, había de todo, mezclado, y cada una debía escoger cinco de esas palabras y explicar por qué lo hizo. Las mías fueron: Grupo, Responsabilidad, Disciplina, Alegría y Triunfo.
Luego, ellos dijeron que escribiéramos una palabra que no estuviera allí. Yo escribí Campeones . Fuí la única que escogió esa palabra.
El sueño fue extraño, pero terminó bien. La noche anterior a la final no sé porque soñé que ya habíamos vuelto a Colombia, derrotadas. Pero, de pronto, alguien dijo: Oigan: tienen que regresar porque México le ganó a Venezuela y clasificó a Colombia. Entonces, volvimos de afán... y ganamos el título. Todo eso fue increíble.
En realidad, sí parece un cuento de hadas, pero que nadie se equivoque porque nos ha costado mucho trabajo y sudor .
Una deportista ciento por ciento Ana María Jaillier es un monumento al deporte. Su vida parece una enciclopedia de campeonatos y juegos.
Hoy es la mejor lanzadora que existe en el softbol de Suramérica y también en el Caribe, pero pocos saben que además ella ha jugado béisbol, tenis, balonmano y voleibol; que ha practicado atletismo y natación; y que también ha ganado medallas de oro y plata... en lanzamiento de bala y de jabalina! Mejor dicho, ella es lo más parecido que existe en Antioquia a Súper-Niña.
A mí siempre me ha gustado el deporte. A los 6 años ya jugaba tenis, pero no pude ir a un par de clases y me decepcioné. No volví. Fue un error de niña.
Lo del softbol empezó por curiosidad. Mi papá, Gilberto, jugaba fútbol recreativo en el club de Cadenalco. Mi mamá, Carmencita, fue allí a practicar softbol. Yo la acompañaba y ahí empecé a jugar. Después, en 1967, abrieron la Liga y me inscribí.
Además, en el Colegio de La Enseñanza, donde estudié casi siempre, jugué de todo. Inclusive, en un torneo intercolegiado gané una medalla de plata en lanzamiento de jabalina y una de oro en lanzamiento de bala, aunque era lo que menos entrenaba.
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