biografia de Enrique Montenegro
Respuestas a la pregunta
Enrique Montenegro caminaba por la calle Diez de Agosto de Cotacachi, cerca del Parque de la Iglesia San Francisco. Era 1944 y los vientos temperaban el ambiente de soles abrasadores. En esos años los cipreses le cercaban al parque. Se encontró con Alberto Ubidia, músico joven que vivía cerca del río Pichaví.
Alberto Ubidia tenía la idea de formar una orquesta. Con Enrique Montenegro imaginaron y protegieron la idea hasta hacerla realidad. Los dos jóvenes comenzaron a organizar la orquesta. Se unió Pepe Delgado. Los tres les comprometieron a Julio Navarro, Alberto Guerrero, Carlos Elías Olmedo, Vicente Loza, Alberto Montenegro y Bolívar Ubidia. Interpretaron el pitón, clarinete, bongo, maracas, clave y guitarras. Había nacido la orquesta La Bahiaza. El nombre le tomaron de una bailarina de la tierra caliente del Caribe. Esta orquesta duró cuatro años. El director Alberto Ubidia fue a vivir en Guayaquil a formar otros grupos de música.
Los músicos se quedaron intranquilos y poseídos por la creación y ejecución de la música. Después de algunos meses de receso formaron la orquesta Rumba Habana en el mes de noviembre de 1949. La integraron Julio Moreno, Rodrigo Grijalva, Enrique Montenegro, Alberto Haro, Pedro Proaño, Alberto Montenegro, Paulino Guzmán, Pedro Delgado, Alberto Guerrero y Carlos Elías Olmedo.
El maestro Enrique Montenegro cantó desde esos años hasta hace pocos meses. Vivió para cantar, fue un gran instrumentista del clarinete y formó parte de la Banda Municipal. Su voz recorrió desde las grandes ciudades del país, hasta los barrios más pequeños. Con la música de la Rumba Habana y la voz de Enrique Montenegro bailaron desde presidentes de la república, hasta las familias más humildes.
Nadie podrá olvidar el regocijo que producía la voz especial de Enrique Montenegro. Nos deja un vacío en la historia de la música nacional. Su voz y su humor sutil fueron inconfundibles. Pocas personas han sido queridas y respetadas como Enrique Montenegro. Su voz fue un verdadero encantamiento que hacía conmocionar a la persona más insensible. Nos dejó una huella imborrable y gracias a él ya existe otra orquesta Bahiana, dirigida por su nieto Marcel Saltos Montenegro.
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