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la biografía de Miguel dela Madrid Hurtado y las aportaciones que realizó durante el gobierno
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
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Explicación:
Miguel de la Madrid estudió Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y un posgrado en Administración Pública en la Universidad de Harvard.
En mayo de 1979 fue invitado por el presidente José López Portillo para integrarse a su gabinete como secretario de Programación y Presupuesto, en sustitución de Ricardo García Sainz. Tomó posesión de su cargo el sábado 19 de mayo de 1979.
Fue postulado por el PRI como candidato a la Presidencia de los Estados Unidos Mexicanos en las elecciones de 1982, específicamente el viernes 25 de septiembre de 1981, y venció en las elecciones del 4 de julio de 1982. Asumió el cargo en diciembre de ese mismo año, sucediendo a José López Portillo.
Vivimos una situación de emergencia. No es tiempo de titubeos ni de querellas: es hora de definiciones y responsabilidades. No nos abandonaremos a la inercia. la situación es intolerable. No permitiré que la Patria se nos deshaga entre las manos. Vamos a actuar con decisión y firmeza.
Miguel de la Madrid llegó al poder en una de las épocas más complicadas del país, mucho debido a su antecesor, José López Portillo, quien nacionalizó la banca tres meses antes de salir del poder, tras dos sexenios de gastos excesivos. Cabe destacar que el propio De la Madrid, como Secretario de Programación y Presupuesto de López Portillo, había sido una figura clave en la planeación económica y por tanto en buena parte corresponsable de la crisis que él mismo debió enfrentar como Presidente. Como resultado, la inflación subió a un promedio de 100% cada año; el empleo informal creció alrededor de 20% entre 1983 y 1985; hubo caídas drásticas en producción, sobre todo en industrias gubernamentales, ya para ese entonces anticuadas; el crecimiento del PIB sufrió altibajos y disminuyó el poder adquisitivo. Para resolver tales problemas emprendió la Renovación Moral de la Sociedad; elaboró un Plan Global de Desarrollo; estableció a nivel constitucional un sistema de planeación democrática; y más importante, inició con la apertura económica, la desregulación y descentralización, así como la privatización de empresas estatales, algo que seguiría bajo su sucesor. Durante su administración, el número de paraestatales se redujo de 1155 en 1982, a 413 en 1988.
Su política económica afecta sobre todo a los campesinos. Por ejemplo, se redujeron las subvenciones al sector agrícola (y se suprimieron las subvenciones a la producción de café), la liberalización del comercio provocó un aumento de las importaciones que hundió la producción local, y la supresión de importantes cosechadoras agrícolas supuso la pérdida de muchos puestos de trabajo rurales.1
Ante la severa crisis económica (donde se alcanzó el 3100% de devaluación del peso), se establecieron los Pactos de Crecimiento Económico con los diversos sectores sociales, mediante los cuales el gobierno subsidiaba parte de los precios de los productos básicos y los productores/distribuidores se comprometían a no aumentarlos. En enero de 1986, con aproximadamente tres años de negociaciones, México logró ser admitido al GATT, siendo el punto más fuerte de esta.
Durante el desfile del 1 de mayo en 1984, un grupo de manifestantes lanzó bombas mólotov al balcón del Palacio Presidencial, donde De la Madrid y varios invitados presenciaban el desfile. El presidente salió ileso, pero varios de los invitados sufrieron heridas, entre ellos el entonces director del ISSSTE, Alejandro Carrillo Castro.
El 19 de septiembre de 1985, un terremoto de 8.1 grados en la escala de Richter sacudió la Ciudad de México, con una fuerte réplica el día 20. Los daños materiales fueron masivos, y aunque los cálculos oficiales hablan de unos pocos miles de muertos (cinco a diez mil), la opinión pública consideró que la cifra podría haber rebasado los 40 000. La reacción inicial del gobierno fue muy lenta e inadecuada, lo cual hizo que fuera la población la que tomara el liderazgo y la organización de las labores de rescate de víctimas y cuerpos de entre los escombros. Tanto las declaraciones del presidente De la Madrid señalando que el país no requería ayuda extranjera para enfrentar la tragedia, como su decisión de no permitir que el ejército colaborara con la población en las labores de rescate durante las primeras horas posteriores al terremoto, así como su negativa a suspender el pago de la deuda externa para destinarlo a las labores de reconstrucción (el presidente De la Madrid destinaba aproximadamente el 30% del presupuesto nacional al pago de la deuda externa) le valieron severas críticas a esta administración.