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Respuestas a la pregunta
EL CUENTO DE LA INDECISION DEL HOMBRE
Este hombre estaba siempre indeciso y no llegaba a tomar decisiones en la vida. Se hacía muchas preguntas, pero finalmente, no tomaba ninguna decisión. Uno de sus vecinos le debía mucho dinero, pero como el hombre indeciso no llegaba a decidirse a reclamar su dinero a su vecino, un día, el vecino en cuestión, tomó la iniciativa, tocó a su puerta y le dijo: "como yo le debo mucho dinero y no tengo toda la cantidad en mi cuenta bancaria, entonces le voy a dar en lugar de ese dinero, la mitad de un cerdo". El hombre indeciso aceptó, satisfecho de que el vecino hubiese decidido por él. Tomó entonces la mitad del cerdo y lo coloco sobre la mesa de su cocina. Luego se sentó y se preguntó lo que iba a hacer con la mitad de este cerdo: ¿Lo como o lo vendo? Y mientras que él pensaba, el tiempo pasaba y el cerdo ya no se encontraba en buenas condiciones. Finalmente, no pudo tomar la decisión, porque otro de sus vecinos le pidió una parte por un poco de dinero. El hombre indeciso dio entonces su cerdo a cambio de dinero. Y como toda la vecindad se enteró, cada vecino le compró una parte del cerdo y pronto vendió todo. El cerdo se había quedado demasiado tiempo sobre la mesa de la cocina y la carne estaba mala. Pronto todos los vecinos que habían comido del cerdo se enfermaron. Furiosos, persiguieron al hombre indeciso para obtener una indemnización. Fácilmente, los abogados de los vecinos aportaron la prueba de que la carne estaba mala y el hombre indeciso fue condenado.En el momento de la sentencia, el Juez, le dio al hombre indeciso la elección de su castigo:
1. Comer la carne mala y enfermarse.
2. Recibir cien bastonazos.
3. Pagar una multa de cien coronas.
Después de varias y varias vacilaciones, al final, el hombre indeciso tuvo que decidir. Optó por comer la carne mala, aunque inmediatamente después de comer varios bocados fue invadido por un terrible dolor de estómago y de inmediato se arrepintió de su decisión. Por lo tanto le dijo al Juez, "Prefiero recibir los bastonazos"., aunque apenas le dieron los primeros golpes, el hombre se arrepintió, pronto, de su decisión, y declaró al Juez que prefería pagar cien coronas de multa.
Moraleja; en vez de endosar una pena, el hombre indeciso, acumuló TRES penas: No decidir, es renunciar y no escoger, es sufrir.
Es un buen tiempo para decidir que el año próximo no quieres seguir nadando en la indecisión! EL CUENTO DE LA INDECISION DEL HOMBRE