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Una persona con anemia puede presentar palidez, cansancio, pérdida de apetito, incremento de sueño, mareos e irritabilidad. Aunque estos son los síntomas más comunes, son pocos los casos en los que estas características aparecen, por eso, la anemia es conocida como una “enfermedad silenciosa”.
De acuerdo con el Ministerio de Salud (MINSA), una de sus principales causas es el bajo consumo de hierro y su pobre calidad (la de origen vegetal). Paul Lucich, jefe de nutrición de CARE Perú, remarca que el hierro es indispensable para la formación de la hemoglobina, sustancia encargada de transportar el oxígeno a todas las células del cuerpo. “En el organismo, el hierro se encuentra principalmente en la sangre, pero también en los órganos y en los músculos”, comenta.
Si bien todos necesitamos consumir alimentos ricos en hierro, es especialmente importante que lo hagan los niños menores de 3 años, ya que se encuentran en la etapa crucial del desarrollo infantil; las mujeres adolescentes, pues en este periodo inician la menstruación; y las gestantes, con el fin de prepararse para el parto.
Las consecuencias de la anemia son irreversibles
La anemia tiene diversas consecuencias negativas en la salud, tanto a nivel físico como mental. En el caso de las gestantes, aumenta las complicaciones obstétricas (hemorragia) y el riesgo de muerte para la madre y su hijo o hija; reduce la transferencia de hierro al feto, por lo que los hijos de madres anémicas tienen más probabilidades de también sufrirla; causa partos prematuros y bajo peso al nacer.
Además de esto, las consecuencias a largo plazo incluyen la afección al desarrollo psicomotor, inadecuado desarrollo cerebral, reducción de la capacidad intelectual y deterioro del estado físico. En consecuencia, muchos menores presentan problemas de aprendizaje, bajo rendimiento escolar y retraso en el crecimiento.
alimentos que son favorecedores o activadores de la absorción del hierro. Entre ellos destaca por su importancia la vitamina C (también denominada ácido ascórbico). Esta vitamina se encuentra en altas concentraciones en las frutas ácidas -como kiwi, fresas, mango, zumo de pomelo-, y algunos vegetales -como el pimiento rojo, col, coliflor y el brócoli-“, afirma la endocrinóloga.
También son facilitadores de la absorción del hierro las proteínas animales (carne y pescado), los ácidos orgánicos
-como el cítrico, láctico y málico-, y algunos azúcares -como el sorbitol y la fructosa-.