Alejandrina Ponce tiene 77 años. Hace 50 años caminaba desorientada, buscando a Dios. Su hijo de dos años se había caído de las escaleras y el médico lo acababa de desahuciar. Y, caminando, se cruzó con la procesión del Cristo Moreno. Cuenta entre lágrimas: “Para mí es un misterio cómo llegué a la procesión del Cristo de Pachacamilla con mi niño en brazos, lo puse frente al altar y le pedí a Dios que salve a mi hijo. En ese momento, una luz alumbró a mi hijo y empezó a mover su cabecita. En el hospital me dijeron que era un milagro”. Ese pequeño tiene hoy 55 años, y siempre valora este milagro en su vida dando testimonio de su fe en Cristo, participando de los sacramentos y año tras año acompaña al tradicional recorrido del Señor de los Milagros, siempre de la mano de su madre. Ambos forman parte de la hermandad morada.En el Perú, cada octubre se lleva a cabo la procesión del Señor de Los Milagros, celebración religiosa que une a millones y que trasciende fronteras.
¿Qué enseñanza nos deja este testimonio?
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que ay que ir por lo que más amamos
mucho maincra
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me das coronita
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