Religión, pregunta formulada por eliana2013BTS, hace 4 meses

actitudes que favorecen la resolución de conflictos, haz una lista de mínimo cinco y máximo ocho con su
respectiva explicación.

Respuestas a la pregunta

Contestado por asillanesanabel
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Respuesta:

Negar el problema

Si no escuchamos a nadie quejarse es que algo no va bien. Ocultar o negar la existencia de situaciones tensas o conflictivas sólo contribuye a deteriorar el ambiente de trabajo y a enquistar la situación, que seguramente termine por explotar en algún momento. Negar el conflicto rompe la confianza y sólo empeora las cosas. Por eso, si detectamos un problema, hay que actuar con rapidez: quedarse sin hacer nada no es la respuesta.

2. Ignorar los sentimientos de tu equipo

Si tratamos de resolver un conflicto en el trabajo sin mantener la perspectiva, no solucionaremos nada. Lo mejor es empezar por demostrar empatía con los demás: “siento que estés decepcionado”, “lamento que esto no saliera como esperabas”, etc. Debemos agradecer que hayan expresado sus sentimientos abiertamente para poder ofrecerles una solución.

Explicación:

3. Justificar la situación

Intentar justificar la situación que ha generado el conflicto no nos llevará a nada. “Tienes que entender que…”, “deberías…”, son expresiones que indican incomprensión y además sugieren que es el otro el que tiene que ceder. En lugar de buscar el entendimiento común, estamos subrayando las diferencias.

4. Perder los nervios

Si el conflicto ha estallado corremos el riesgo de perder los nervios tratando de apagar el fuego. Mandar callar a los que están discutiendo, pedirles que se olviden del tema o irrumpir en medio de una discusión no hará sino empeorar las cosas. Lo mejor es mantener la calma, preguntar hasta comprender cuál es el problema y esperar el mejor momento para proponer una solución.

5. Mostrar desánimo

Es muy difícil resolver un conflicto si damos la impresión de que llegar a un acuerdo es una quimera. Si las personas detectan que no confiamos en la resolución del conflicto, éste se hará más grande y será difícil encontrar los puntos en común. Debemos abrir la puerta al optimismo y creer en la solución.

6. Dar por cerrado el tema

Si pensamos que hemos conseguido apagar el fuego y nos olvidamos de la situación, estamos negando que el problema se puede repetir, y con frecuencia ocurre. Lo mejor es realizar cierto seguimiento para comprobar que la solución ha sido la más adecuada para todos y poder detectar si el problema persiste.

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